Opinión

La perspectiva de aquellos días de abril portugués para quienes lo vivimos

Leemos estos días con cierta perplejidad algunas cosas que se escriben sobre el 25 de abril con notable desconocimiento, como elevar al profesor y abogado Oliveira Salazar, el dictador do “Estado Novo” a la condición de general, cosa que no fue, si bien la previa dictadura militar echó mano de él como ministro. Es evidente que algunos escriben sin situar como surge el Movimiento de las Fuerzas Armadas que nace ante la evidencia de los jóvenes capitanes de que estaban arriesgando su vida en una guerra colonial sin horizonte, de la que era expresión dolorosa el regreso de las bajas que aquella causaba, siempre de noche y en silencio para no alarmar. Y había desertores. Yo mismo entrevisté a algún joven lusitano que escapó a Galicia para no ser reclutado, artículo que figura en las hemerotecas de la prensa gallega de aquellos años y en el diario “Ya” de Madrid.
Antes de que la “Grândola, vila morena” sonara a las 11 de la noche del día 24 en Radio Clube Portugués y luego en Rádio Renascença, la radio católica, a las 0.20 del día 25 de abril, los gallegos ya la conocíamos. Los ourensanos pudieron escucharla en un recital en el Liceo de Ourense de Zeca Afonso, acompañado por el cantautor gallego Benedicto, y antes, en mayo de 1972 en un recital en Compostela. En la primera ocasión yo lo entrevisté para la radio. Esta canción fue la señal para poner en marcha el operativo para desmontar la dictadura salazarista. Tuve la suerte de ser uno de los primeros periodistas gallegos en seguir el proceso de la recuperación de la democracia en el país vecino en sus diversas fases, y alguna de mis crónicas se titulaba “Portugal camina alegremente hacia el socialismo”. En aquellas primera y repetidas asambleas populares surgieron otras canciones revolucionarias. Recuerdo, en Oporto, una gran concentración al lado de un cuartel en que se cantaba “A cançao é un arma contra a burguesía, tudo depende da bala e da puntería”.
Hay escenas diversas de las que los periodistas desplazados fuimos testigos, alguna muy conocida, reflejada en la película de María Madeiros “Capitanes de abril”, en la que se ve a las unidades mecanizadas que marchaban sobre Lisboa detenerse en los semáforos, porque “unha cousa é a revoluçao e outra as normas de tráfico”. E el mismo Oporto, el cuartel de la Guardia Republicana, os “guardinhas” estaba cercado por fusileiros de Marina, pues no se habían sumado al golpe, cuando llegó una señora con un carro de viandas que todos los días iba a dicho cuartel a vender sus viandas. Los marineros de dieron el alto: “Non se pode pasar, estamos coa revoluçao”, a lo que ella replicó “¡que revoluçao nin que merda. Ello veño o meu negocio!”. Y la dejaron pasar. Luego, los del cuartel se sumaron también a la revoluçao.
Conviene saber que el Movimento das Forças Armadas (MFA), estaba formada en su mayoría por oficiales de baja graduación. Se inicia en 1973 un movimiento de oficiales que habían estado luchando en la Guerra Colonial de África. Sus principales objetivos eran el fin de la guerra sucia, la retirada de las colonias de África, elecciones libres y la supresión de la policía política portuguesa, la PIDE. Los dos personajes más relevantes de aquel 25 de abril fueron el capitán Salgueiro Maia, que comandó a las tropas venidas de la escuela de caballería de Santarém y el brigadista Otelo Saraiva de Carvalho. Cabe recordar que tras el derrocamiento de Caetano, asumió el poder, bajo la tutela del MFA una Junta de Salvación Nacional, integrada por altos mandos del Ejército afines, presidida por el general moderado António de Spínola. El MFA pasó a controlar todos los resortes del viejo Estado, monopolizando todas sus estructuras. Y esa junta nombraba al Gobierno provisional. Se considera un proceso preconstitucional hasta la Constitución que inicialmente hacía de Portugal un país socialista. Entre 1976 y 2005, dicha carta magna fue modificada siete veces. Uno de los artículos desaparecidos del texto inicial fue el 2º que literalmente decía: “Estado democrático y transición al socialismo. La República portuguesa es un Estado democrático, basado en la soberanía popular, en el respeto y la garantía de los derechos y libertades fundamentales y en el pluralismo de expresión y de organización política democráticas, y tiene por objetivo asegurar la transición hacia el socialismo mediante la creación de condiciones para el ejercicio democrático del poder por las clases trabajadoras”. Este artículo fue modificado, desapareciendo la referencia al socialismo.

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