Opinión

De Madrid a Perpiñán, Torra se ríe de Sánchez

Que el doctor Sánchez haya encargado a su vicepresidenta Carmen Calvo conducir las negociaciones en la mesa con los independentistas es un síntoma preocupante, que añade zozobra al asunto, dadas los despistes de esta señora, alguno de ellos pintorescos. Para empezar, en su diagnóstico sobre las causas del conflicto, atribuyó la responsabilidad del mismo al Estado y se olvidó de datos esenciales. No aludió a que el referéndum del 1-O no se hubiera podido ni plantear si Zapatero no hubiera retirado del Código Penal que convocar referendos ilegales fuera delito. Tampoco recordó la pretensión de Mas de conseguir que Rajoy le otorgara un pacto fiscal como el vasco. Para ella todo deriva de la actuación del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de 2006, que Zapatero aceptara sin conocerlo. Y pasa por alto que su contenido no cabía en la Constitución, con detalles tan significativos como otorgar a Cataluña poder judicial propio o hurtar al Estado la facultad de poder legislar para aquella comunidad, como para el resto de España, sobre competencias no cedidas.

Carmen Calvo sitúa el origen del conflicto empezó en 2010, cuando la sentencia del Constitucional recortó una parte del Estatut. Pero curiosamente Josep María Jové, el llamado arquitecto del procés, imputado por su participación en él y hombre clave en el poder de ERC, sostiene que el problema deriva de la propia gestación del Estatut, que no fue votado por menos del 51 por ciento del censo convocado a refrendarlo, aunque dos de cada tres lo hiciera a favor. La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de procesar a Josep Maria Jové por malversación de caudales públicos, prevaricación y desobediencia como instigador y organizador en la sombra de la consulta separatista ilegal del 1-O, irrumpe como un rayo en la mesa de negociación. Y denota la incongruencia de que el Gobierno de la nación se haya sentado frente a este personaje para discutir el futuro de Cataluña, que es, por lo tanto, el de España. Claro que ya se había prestado a sentarse frente a Torra, condenado por desobediencia e inhabilitado como diputado catalán, sin el meno escrúpulo. 

Si la foto de Torra y los suyos frente a Sánchez y otros ministros es vergonzosa, dada su situación y del propio Jové y la suerte procesal de éste, resulta de todo punto humillante para el presidente del Gobierno de España que el mismo Torra que negocia de tú a tú, con Sánchez, se vaya acto seguido a Perpiñan para intervenir en un show con Puigdemont en lo que llaman la Cataluña Norte. También estaba presente en la localidad francesa la eurodiputada y exconsejera catalana Clara Ponsatí, que ha cargado duramente contra la mesa de negociación entre el Gobierno central y el catalán que ha calificado de “engaño” delante del mismo Torra. 

Y mientras Torra aparece sonriente al lado de Puigdemont, después de presentarse en la Moncloa, en Perpiñán, en el acto de masas organizado por el Consell per la República, el fugado llama al independentismo a “preparar la lucha definitiva» para consumar la secesión. Ya no nos pararemos y ya no nos pararán”. Y en ese mismo sentido, la seguridad de que el Estado está sometido y vencido, el propio Junqueras, por vídeoconferencia ha dicho: “Cuando somos muchos, cuando actuamos coordinados, sin reproches y sin confundir al adversario, tenemos la fuerza para obligar al Estado a hacer cosas que por sí solas nunca hubiera hecho”.

Y ahí frente a esta unidad estratégica, tenemos a Carmen Calvo, la vicepresidenta a la que Sánchez ha encargado la interlocución directa y constante con los independentistas. Parece claro que al presidente de le impone y no sólo formalmente la agenda de la negociación. La lectura de los antecedentes del conflicto obvia la responsabilidad de quienes lo desencadenaron, y culpa del mismo a quienes desde el Gobierno del PP trataron de contenerlo, aplicando la Constitución y la Ley. Que en el comunicado final se siga hablando de Seguridad Jurídica, pero no de que no cabe otra solución que la que quepa en el marco de la Constitución lo dice todo. Lo triste es que la vida de la legislatura depende de que Sánchez siga cediendo y esa mesa, diseñada e impuesta por ERC, como presume Junqueras de haberlo logrado, se siga reuniendo.

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