Opinión

El teletrabajo se queda; lo demás, cambia

A partir de esta semana, el teletrabajo queda regulado por una nueva ley. Que ha suscitado no pocos debates, pero que ha sido pacíficamente consensuada, como tantas otras cosas en este sector, entre el Ministerio de Trabajo, la patronal y los sindicatos. Quienes, por cierto, están dando auténticas lecciones de realismo ante la situación que vive el país, en clara contraposición con la llamada 'clase política'. El teletrabajo se regula bastante minuciosamente como nuevo -relativamente- fenómeno social que es. Pero el problema, con llegar la ley algo tarde, no es la regulación en sí, que no ha levantado demasiadas aristas; el problema son todos los fenómenos anejos, que son muchos y de enorme alcance.

Parece una frase hecha, pero algo real, que el teletrabajo, es decir, el trabajo en casa o lejos de la oficina, ha venido para quedarse. La pandemia, como en tantos otros fenómenos, lo único que ha hecho ha sido acelerar una dinámica imparable, que ya estaba implantándose en la sociedad. Con todos sus inconvenientes y sus indudables ventajas, el teletrabajo va cada día ocupando más tiempo y más espacio en los domicilios particulares, generando multitud de efectos secundarios, que afectan desde al sector inmobiliario -los precios de las oficinas bajan, los de las casas con jardín en la periferia de las grandes ciudades suben- hasta el hostelero -adiós al ya típico 'menú del día'-, a los servicios, al turismo, a los sectores automovilístico y energético, por citar solamente unos cuantos.

Resulta fácil ver que el teletrabajo, en cuanto que aumenta el número de horas pasado en el hogar, provoca consecuencias en el ocio y en el negocio. Prácticamente ninguna de las actividades del trabajador y sus familiares permanecen indiferentes a este fenómeno en continua expansión. Por eso mismo, y salvo que la noticia se me hubiese escapado, me resulta sorprendente que, junto con la regulación específica del teletrabajo, no se haya creado alguna suerte de comisión interministerial encargada de estudiar e implementar soluciones a los grandes movimientos sociales y económicos que se van a provocar. Temo que es una muestra más del 'parcheo' y de esa cierta improvisación que desde siempre han caracterizado a nuestras políticas. El teletrabajo ha venido para quedarse, pero todo lo demás en derredor muda. Y a eso es a lo que convendría, hubiese convenido, anticiparse con auténticas soluciones, no con parches, ni bálsamos, ni 'reglamentismos' excesivos.

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