Opinión

A Pedro Sánchez le crecen los enanos

Mira que siempre hemos pensado que Pedro Sánchez, nuestro flamante presidente del Gobierno, llegado al cargo, hay que decirlo, a golpe de audacia, pero no de urnas, es un hombre afortunado. Y la fortuna es de los que se atreven a desafiarla, incluso hasta la temeridad. Pero, ay, a veces la mala suerte llega. Porque, hace no muchas horas, un miembro del círculo de hierro de PS, tras su fulminante ascenso a La Moncloa, y en medio de negociaciones con buena cara con sindicatos y patronal, con un horizonte no demasiado negro en lo referente a su próximo encuentro con Quim Torra, me decía: "Ahora solo falta que ganemos el mundial". Sí, porque los gobernantes tienden a atribuirse incluso las victorias deportivas, cuando las hay, culpando de las derrotas al atleta vencido.
Pero ya digo: de pronto, los vientos de locura que imperan sobre este país nuestro, incluyendo —o empezando por-- el fútbol, nos lanzaban al torbellino Lopetegui, en plena insensatez gratuita, apostando por el Real Madrid desde su puesto de seleccionador nacional. Y, claro, ha sido fulminantemente destituido, lo que a nadie se le oculta que tendrá repercusiones en el rendimiento de nuestro equipo, que se ve abocado ya a enfrentarse al Portugal de —lo que son las cosas— el aún madridista Cristiano Ronaldo. O sea, que ahora a Pedro Sánchez le va a resultar más complicado 'hacerse' con la copa de campeón del mundo, mecachis, con lo bien que le hubiera venido —bueno, no hay que perder todas las esperanzas— fotografiarse repartiendo abrazos al equipo vencedor.
En todo caso, debería nuestro flamante presidente pensar que 'sic transit gloria mundi'. Como le ha pasado a Albert Rivera con las encuestas, se habrá percatado de que todo es efímero, viento que pasa. Sin Lopetegui, que es un metepatas, pero un buen entrenador, las cosas no serán lo mismo, y nuestra selección ya se siente como gafada, espero, insisto, que sin motivo.
Lo peor es que las cosas, cuando son malas noticias, nunca vienen solas, y ahora resulta que el no menos flamante ministro de Cultura y Deporte —pobre Máxim, aterrizar precisamente ahora en la Casa de las Chimeneas— tiene en su pasado algún asuntillo fiscal que un medio ha tenido a bien divulgar y, así, el hombre que encarnaba la única 'travesura' de Pedro Sánchez a la hora de formar su elenco, ha empezado, demasiado pronto acaso, a darnos tardes de gloria.
A ver, que alguien haga con Sánchez lo que los romanos con los aurigas vencedores: que pongan a una persona constantemente ante él que le repita "acuérdate, Pedro, de que eres mortal". Como Lopetegui. O como Màxim, cuando menos. No somos nada, en fin.

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