Opinión

De Franco a Podemos, pasando por Sánchez

Hace cuatro años, publiqué un libro, más o menos de memorias, titulado 'de Franco a Podemos'. Me pareció un resumen de mezclas históricas de imposible repetición. Me equivocaba. Hoy podríamos seguir colocando un titular que rezase 'de Franco, a Podemos aunque siempre pasando por Sánchez'. Porque el presidente del Gobierno, que este viernes recibirá del Rey el encargo de someterse a la votación de investidura para seguir en La Moncloa, todo lo protagoniza; de Franco, que parece que sigue en el Valle de los Caídos gracias al Supremo y pese al PSOE, a Podemos, que sigue esperando, ahora mansamente, eso sí, que le caiga en la pedrea algún Ministerio, una cartera-de-lo-que-sea. Y Sánchez, tan fresco, sobrevolando la tormenta.
El presidente ni se despeina, mientras los otros sufren para ver colmada alguna de sus ambiciones de poder. ¿Que sacar al dictador de Cuelgamuros no va a ser tan fácil? Bah, total ya se han ganado las elecciones y la momia ya no sirve como reclamo electoral. ¿Que Pablo Iglesias ya no sabe de quién prescindir, tras Echenique, que era el 'núcleo duro', con tal de ser mejor aceptado en La Moncloa? A Sánchez le da igual: sabe que, con unos o con otros, acabará siendo investido, y que a ver con qué cara los de Podemos votan 'no', quizá obligando a una repetición de elecciones que serviría acaso para que los socialistas mejorasen sus resultados y puede que algunos de los otros, los empeorasen. Así que a nadie le convendría volver ahora a las urnas, excepto a Sánchez, a quien no parece disgustar mucho la decadencia de 'los morados'.
Y, dentro de esto, las negociaciones en algunas autonomías y ayuntamientos adquieren una importancia relativa, incluyendo la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, Castilla y León, Aragón y Navarra. En todos estos puntos, no obstante, la posición que adopte el PSOE resulta clave: se puede incluso permitir algún gesto de generosidad, que por cierto no es virtud que adorne precisamente al actual presidente del Gobierno central.
Lástima que el error que supuso haber celebrado dos elecciones casi consecutivas obliga a limitar los gestos de Política con mayúscula: la clave (para Sánchez, claro) es conseguir apoyos para la investidura, no quién vaya a gobernar en Aragón (si son los socialistas de Lambán, mejor, desde luego), o en Castilla y León (mejor si Igea pacta con el PSOE que con el PP, piensan), en Madrid (si hubiese que ceder la Comunidad al PP a cambio de una abstención de los de Casado en la investidura, qué remedio; lo malo es que el PP no parece estar del todo por la labor). O hasta en Navarra, donde el juego se complica algo por la ambición del PNV de anexionarse esta Comunidad: de momento, lo que a Sánchez, el hombre a ser investido, le interesa es solamente eso: resultar investido. Dicen que ya prepara un discurso de investidura que va a ser 'impactante'. No me extrañaría: él, los efectos los controla impecablemente. Luego, lo otro, e incluyo lo que vaya a ocurrir en y con Cataluña, ya digo: casi secundario.

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