Opinión

Alegato en favor del cambalache

Sí, yo también estoy harto de los pactos de ida y vuelta, de las conversaciones huecas, de los pájaros que ponen los huevos en un sitio y dan los gritos, para despistarnos, en otro. Faltan transparencia y altura de miras y sobran intereses egoístas -ah, cuánto pesa el coche oficial...- y de partido. Es necesario un gran acuerdo entre las dos -ojalá tres- mayores formaciones para cerrar de una vez este período de interinidad que, en muchos aspectos, está paralizando la toma de decisiones importantes y, en definitiva, lastrando la marcha del país.
Por eso pienso que hay que pedir que la política a la que lamentablemente estamos acostumbrados deje paso a la Política con mayúscula, que está bastante inédita en los últimos tiempos. Me cuesta entender que el presidente (en funciones) no haya llamado nuevamente a los líderes de las formaciones políticas para forzar pactos. Allanando así las consultas que inmediatamente debe realizar el jefe del Estado de cara a la investidura: cuánto más sencillo sería llegar a los encuentros en La Zarzuela, alguno potencialmente tormentoso, con un previo acuerdo entre PSOE, PP y Ciudadanos, convirtiendo así estas audiencias con el Rey en algo casi de rutina constitucional y evitando el riesgo de repetir lo ocurrido en 2016, cuando se corrió el riesgo de debilitar la figura del Rey y se entró en una prolongada crisis política que aún perdura.
El delicado juego de equilibrios al que obliga una normativa electoral que hace tiempo debería haber sido reformada precisa pactos, y eso significa perder algo para ganar algo. Así, por ejemplo, si Pablo Casado necesita mantener la Comunidad de Madrid, bien podría ceder la abstención del PP en la investidura de Sánchez, posibilitando así un gobierno PSOE en solitario, que no dependa de presiones (iba a escribir chantajes) nacionalistas, separatistas o de formaciones en pleno descrédito. Y lo mismo, con las peculiaridades de cada caso, podríamos decir de Navarra -donde tiene que gobernar, sí o sí, el más votado por enorme diferencia, Navarra Suma-, Aragón, Castilla y León, Murcia o una veintena de ciudades importantes.
¿Cambalache? No faltará quien diga que este artículo es un alegato en favor del cambalache. Pero claro que no: hablo de pactos. La Política es el arte de hacer avanzar las cosas en la buena dirección, y nunca las dos Españas han constituido el mejor camino, sino más bien al contrario. Estos pactos políticos se hacen ahora más necesarios que nunca, y eso es algo que nuestros representantes han de tener muy presente si no quieren estancarnos de nuevo en el secarral. Vivimos momentos clave, en los que se puede intentar hacer política... o seguir haciendo esta política. Elijan.

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