Opinión

La crisis venezolana

La crisis por la que atraviesa Venezuela tiene una trastienda diplomática en la que Washington y Moscú mantienen un pulso del que podría salir la solución al actual callejón sin salida en el que se encuentra el país caribeño. Para entender algunas de las cosas que podrían pasar en las próximas semanas hay que tener clara una idea: la relación entre Donald Trump y Wladimir Putin es mejor de lo que parece. Para Trump ha quedado atrás el episodio de la supuesta interferencia de Rusia en la campaña electoral en la que consiguió imponerse a Hillary Clinton. Para tranquilidad de Trump, el FBI dio por cerrada la investigación .
A partir de ahí los contactos con Putin se han tornado frecuentes y con Venezuela como asunto principal. A raíz del episodio de la liberación de Leopoldo López, líder de la oposición a Nicolás Maduro y jefe político de Juan Guaidó, el presidente encargado, algunos medios norteamericanos han dado crédito a la noticia de que Washington estaba detrás de la operación y había contactado con mandos militares chavistas a los que les ofrecía amnistía y mantener su estatus económico sí abandonaban a Maduro. Estaban en fase avanzada de contactos pero la operación se precipitó al tener noticias de que López que estaba en arresto domiciliario iba a ser detenido y devuelto a la cárcel en la que estuvo preso durante tres años. López está ahora refugiado en la vivienda del embajador de España, Jesús Silva, pero nuestro país es un actor secundario en este drama.
Venezuela está en el tablero del gran juego de la política internacional a la manera cómo lo estuvo antes Siria. En Siria el pulso lo ganó Moscú y en Venezuela aspira a ganarlo Washington. Es su "patio trasero". Putin juega sus cartas y las juega con frialdad y recelo. Parece que estaría dispuesto a dejar caer a Maduro -se habla de que el dictador podría acabar exiliado en la República Dominicana-, pero exige una contrapartida. Que la OTAN (Washington) afloje el apoyo a Ucrania en la disputa que Kiev mantiene con Rusia tras la anexión de Crimea. Venezuela tiene una deuda con Rusia que supera los veinte mil millones de dólares. Este factor también juega un papel en la posición de Putin respecto del futuro del régimen de Maduro. Superada la guerra de Siria ahora el gran juego pasa por el reparto y control de influencia en los respectivos patios traseros: Crimea para Moscú y Venezuela para Washington. Habrá que estar atentos porque los acontecimientos en Caracas pueden precipitarse.

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