Opinión

El futuro de Europa

Se escuchan voces que avizoran un cambio de los paradigmas de la sociedad global así que pase la crisis sanitaria y social traída por la pandemia de coronavirus. De entre esas voces , las más extremas, auguran para Europa poco menos que una vuelta al mapa de los Estados nación y por lo mismo, la desaparición de la Unión Europea vista su inoperancia en los días cruciales cuando se estaba extendiendo la pandemia. Auguran estados de opinión pública muy críticos con Bruselas -como símbolo de la UE que hasta hace unos días- al igual que Frankfurt, sede del Banco Central, se limitó a contemplar como el virus se cebaba con saña primero en Italia y después en España.

Ahora hay mucha gente encerrada en sus casas y con tiempo para pensar y la ansiedad que provoca la cuarentena forzada, a la hora de pintar cómo será el futuro tiende a buscar los colores más sombríos de la paleta. Es verdad que Europa ha tardado en reaccionar; qué el mal que hacía estragos en China se veía como una amenaza lejana que desaparecería con la misma velocidad de otras gripes anteriores. En Bruselas faltó sensibilidad. Volvió a repetirse la mirada por encima del hombro de cuando la crisis económica del 2008 forzó la intervención de Irlanda, Grecia y Portugal. Pero aunque tarde, Bruselas ha reaccionado y el Banco Central Europeo libra 750.000 millones de euros y a partir de ahí vendrán nuevas medidas para ayudar a reconstruir la economía que deja maltrecha la pandemia.

La crisis abre muchas incógnitas. En relación con la salud, en el ámbito laboral y en el económico. En función del inevitable incremento del paro -variará según los países pero se barajan cifras millonarias- fluctuaran los movimientos sociales y los partidos populistas de extrema derecha y de extrema izquierda- que ya antes de la pandemia no ocultaban su euro fobia- intentarán hacerse con el escenario. La vida política se tensará y en el caso de España puede que lleguemos a vivir movimientos encaminados a desestabilizar el sistema empujando a la gente contra la Monarquía. En el resto de Europa, países como Hungría, Polonia o Austria tendrán que hacer frente a la tentación totalitaria. Será el momento en el que los partidos socialdemócratas y la derecha democrática estarán llamados a salvar otra vez a Europa de sus demonios. No dudo de que los Estados van a reforzarse pero no al precio de romper con la construcción europea. Pese a sus fallos y la exasperante burocratización de su funcionamiento, sigue siendo la mejor idea política del siglo XX.

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