Opinión

El domingo, a votar

Quien no vaya el domingo a votar, que el lunes no se queje de los resultados de las elecciones. El que no vota deja en manos de quienes sí lo hacen la gestión de muchos asuntos que le conciernen. El alcalde que no eliges, te lo eligen. O para el caso, el presidente de la comunidad autónoma. O los diputados del Parlamento Europeo. Bruselas y Estrasburgo están lejos pero quienes pasan de los comicios europeos -en los últimos no llegó al 50% la participación y el 72% de los jóvenes se abstuvieron-, que no se quejen después sí allí deciden tal o cual directiva que acaba reflejándose en menos ayudas a la agricultura, limitación de los Erasmus o liquidación del diésel como combustible de vehículos pesados o turismos.
La amarga queja de muchos jóvenes británicos por el resultado favorable al Brexit que tuvo aquél referéndum que ha cambiado la política del Reino Unido -y de paso trastoca no pocos planes de la UE- se produjo a modo de mea culpa porque muchos miles de ellos no fueron a votar. Creyeron que la consulta era "cosa de políticos" y cuando al día siguiente se dieron de bruces con el resultado ya era tarde. Los viejos del lugar habían decidido su futuro por ellos. Las diferentes iniciativas para intentar que se repitiera la consulta no han prosperado y no parece que la situación vaya a cambiar pese a las confusas ideas de la primera ministra Theresa May en relación con éste asunto.
En el caso de España el pasado 28 de abril, el PSOE consideró prioritario la movilización de sus electores ante la perspectiva de que un porcentaje elevado de abstención -como había sucedido en las autonómicas andaluzas- perjudicaría al partido. Y así fue. En las legislativas, los electores que en anteriores comicios se habían quedado en casa como forma de manifestar su descontento con las derivas de Pedro Sánchez decidieron enterrar el hacha de guerra y acudieron a votar. La división del electorado de la derecha, emplazado a elegir entre el PP, Ciudadanos, Vox o la abstención, hizo el resto. El resultado es conocido, el PSOE ganó las elecciones recuperando medio centenar de diputados y Sánchez respiró tranquilo al saber que seguiría durmiendo sobre el famoso colchón de La Moncloa.
La democracia es un procedimiento que a través de un sistema de contrapesos permite controlar al poder y corregir sus posibles excesos. En este caso sería a través de ayuntamientos y comunidades autónomas. Pero para eso, hay que votar el domingo. Votar, porque es mucho lo que sigue estando en juego.

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