Opinión

El cara a cara

Digámoslo pronto: es inconcebible una campaña electoral sin un debate entre quienes aspiran a presidir el Gobierno de España y, en consecuencia, influir sobre nuestras vidas. Rozaría el fraude a los usos y costumbres propios de los países democráticos. Y, sin, embargo, parece que estamos en puertas de no poder asistir a un cara a cara entre quien hoy preside el Gobierno, Pedro Sánchez, un ciudadano que dirige un partido que en las últimas elecciones obtuvo 85 diputados y Pablo Casado, presidente del PP, el grupo que consiguió 137 diputados.
Parece que quienes asesoran a Pedro Sánchez no otean ventajas en un hipotético debate cara a cara y, en cambio, avizoran la posibilidad de alguna metedura de pata que invalidaría la imagen presidencialista y por lo tanto, distante, a la que tantos meses llevan dedicando su innegable talento para el marketing. Es verdad que en un debate siempre hay vencedores y vencidos y un error anula todos los aciertos. Sin olvidar que en todo debate siempre se asume el riesgo de hacer el ridículo. De ahí las cautelas con las que proceden los asesores.
En el caso de quienes con Iván Redondo a la cabeza aconsejan a Pedro Sánchez se dice que siendo contrarios a un debate a dos como cautela para evitar que en el imaginario de los votantes cuajara la imagen de Pablo Casado como líder único de la oposición, en cambio sí serían partidarios de que Sánchez participara en un debate a cinco. Debate en el que estaría Santiago Abascal en nombre de Vox pese a no tener este partido representación en el Congreso. La presencia de Abascal le otorgaría a Sánchez la posibilidad de apoyarse en lo que los expertos llaman "estrategia de la división" que consiste en aplicar al rival -a los tres rivales situados a su derecha: Casado, Rivera y Abascal- la etiqueta de lo que la mayoría rechaza, en este caso las posiciones de extrema derecha para situar su mensaje en el lado opuesto, el progresista. La presencia de Pablo Iglesias en el mismo plató sería aprovechada para reiterar la idea de bloque "progresista" frente a la imagen del "trío de Colón", interesado fantasma del tardo franquismo acuñada en la estrategia de La Moncloa con el fin de identificar al PP y a Ciudadanos con Vox. Una idea que repetida una y mil veces por las televisiones afines parece que va calando en determinados sectores que en las pasadas elecciones abandonaron al PSOE y que ahora, a juzgar por lo que pronostican las encuestas, podrían estar de regreso. Atentos pues, al formato de los debates. No será inocente.

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