Opinión

El abismo venezolano

La crisis por la que atraviesa Venezuela encuentra mucho eco en España. Era presumible pero no deja de ser significativa la posición de algunos políticos y de determinados medios a la hora de enjuiciar la situación de máxima tensión política y social que vive aquél país. Frente a la reacción de Pablo Casado (PP) y de Albert Rivera (Cs) reconociendo a Juan Guaidó -autoproclamado presidente interino tras considerar ilegítimo el segundo mandato de Nicolás Maduro,- sorprenden las reservas de Pedro Sánchez. El Gobierno se ampara en un comunicado de la Unión Europea que defiende la celebración de elecciones libres -¿quién las convocaría y con qué garantías?-, pero no reconoce a Juan Guaidó como presidente. Que el entramado político y mediático que se nutre de su afinidad con Podemos apoye al régimen dictatorial de Maduro no es novedad. Son conocidas las vinculaciones entre algunos de los líderes morados con la ideología chavista que en algún sentido hasta influyó en determinados aspectos del ideario de Podemos. Menos conocidas son las razones que han llevado al ex presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero a convertirse en avalista ante la comunidad internacional de un personaje como Nicolás Maduro cuyo gobierno ha sido calificado de tiranía por Felipe González. Felipe denuncia que todos los intentos de diálogo entre el Gobierno y la oposición han sido aprovechados por Maduro para ganar tiempo. "Negocia con carne humana, con los presos políticos", en expresión de González. EE.UU., Canadá, Chile o Brasil son algunos de los muchos países que han reconocido a Juan Guaidó. En sentido contrario Rusia, China o Turquía manifiestan su apoyo a Maduro. Es la tormenta perfecta. Un caso de libro en el que la geopolítica juega sus cartas utilizando el escenario de un país en puertas de asomarse al precipicio de la violencia generalizada -25 personas han perdido ya la vida-. 
Solo unas elecciones libres y democráticas podrían desbloquear las situación. ¿Pero quien las convoca? Que los venezolanos decidan sin las trampas que llevaron a Maduro a marginar a la Asamblea Nacional elegida en su día y que fue ignorada creando un órgano paralelo. La pieza clave en todo este proceso son las Fuerzas Armadas. La pirámide de mando tiene más fama de chavista que de "madurista". De momento la cúpula militar respalda a Maduro, pero nadie sabe cómo pueden reaccionar los mandos intermedios del Ejército alejados de las gabelas del régimen. Todo es posible y en los peores términos nada pude ser pude ser descartado en la crisis por la que atraviesa Venezuela porque la situación ha llegado a un punto crítico. Al borde del abismo.

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