Opinión

Conversos súbitos

Ciudadanos llegó a la política para luchar contra el separatismo en Cataluña y en el resto de España contra la corrupción que encontraba franquicias en los partidos tradicionales. Una década después, tras ganar peso político y diputados -en el Parlamento catalán es el primer partido, en el Congreso el cuarto y en Andalucía el tercero y gobierna en coalición con el PP-, ha entrado en una dinámica extraña. Compulsiva. La cercanía de las elecciones legislativas del 28 de abril parece haber descolocado a su plana mayor. Reclamaban a Pedro Sánchez que convocara los comicios, pero ahora que ya tienen fecha parece que les ha descolocado.
Hasta el punto de haber caído en una práctica que convierte la política en marketing. En oportunismo que induce a fichar a personas que vienen rebotadas de otros partidos. El último caso ha sido incluir en las listas al Parlamento Europeo a Soraya Rodríguez ex secretaria de Estado y ex portavoz del PSOE cuando Pérez Rubalcaba era el secretario general. Otro fichaje, José Ramón Bauzá ex presidente de Baleares, procede del PP. Y uno anterior -de momento fallido- fue el de Silvia Clemente ex presidenta de las Cortes de Castilla y León y dirigente del PP. Para colocarla forzaron unos resultados en las elecciones primarias que fueron protestados por los militantes que llevaban años dando el callo por el partido y que, al final, consiguieron tumbar la operación.
Casos así de tránsfugas, de conversos súbitos, no son creíbles. Restan seriedad y credibilidad a la acción política y se asemejan más a operaciones publicitarias que a otra cosa. Amén de rechazo, generan desazón entre los militantes porque advierten que la cúpula del partido empieza a manifestar tics propios de casta. De la tan denostada casta de las élites que mandaban en los partidos tradicionales. Albert Rivera no ha sabido o querido rechazar una práctica en la que otros abrieron camino antes que él. En el PSOE, Pedro Sánchez se empecinó en entronizar a Irene Lozano, látigo del PSOE en su etapa de UPyD y antes que él, Rodríguez Zapatero hizo lo propio con la incombustible Rosa Aguilar -azote de socialistas en su etapa de portavoz comunista desde los escaños de IU y que llegó a ser ministra de Medio Ambiente y consejera de Justicia e Interior en la Junta de Andalucía. Todo un récord como premio a la ideología de geometría variable que es la base del pragmatismo de los conversos-. Y mientras tanto, los militantes de base a pegar carteles y a repartir propaganda.

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