Opinión

Ya veremos...

El Tribunal de Justicia Europeo, con su fallo favorable a la inmunidad como eurodiputados de Puigdemont y los fugados de España, así como del propio Oriol Junqueras cuando estaba en prisión provisional ha provocado que el independentismo en su conjunto se haya colocado al borde la levitación. El fallo, sobre todo el relativo a Oriol Junqueras, ya condenado por sentencia firme del Tribunal Supremo como autor de un delito de sedición, plantea un debate jurídico que serán los juristas, como es natural, quienes tengan que dilucidarlo y lo harán con un ojo puesto en el Tribunal de Derechos Humanos al que, con toda seguridad, el señor Junqueras va a recurrir.

Algunos, de manera un tanto precipitada han pedido, sin fundamento jurídico alguno, la nulidad del juicio presidido por el juez Marchena. El fallo europeo ni siquiera hace la menor alusión al mismo y si repasamos la hemeroteca fue unánime la opinión de que el juicio se había celebrado con toda las garantías, con exquisitez procesal y con publicidad para que nadie pudiera cuestionar que la justicia española es una justicia garantista, quizás la más garantista de Europa. El Tribunal de Justicia Europeo no cuestiona el juicio del "proces". Dice que Oriol Junqueras no adquirió su condición de eurodiputado y que España debería haberle permitido acceder a la misma.

El debate jurídico está servido y la última palabra aún no está ni dicha ni escrita. Ya veremos...
Y este "ya veremos.." refleja el estado de ánimo que preside las conversaciones tendentes a lograr una pronta investidura. Hace apenas tres días la sensación de que acabaríamos el año con nuevo gobierno, hoy se ha enfriado. Ya veremos...

Esta prudencia está cargada de razón. ERC, introduzca o no en su congreso de mañana el concepto de unilateralidad, necesita, ahora sí que sí, de un tiempo de descompresión y ver por donde se conducen los acontecimientos y la propia posición del Gobierno en funciones. Las negociaciones no se han roto. Continua el intercambio de papeles y más de una llamada telefónica así como encuentros furtivos en Barcelona en donde Miquel Iceta actúa a modo de embajador de un acuerdo en el que el PSC está tan empeñado como el propio Sánchez. El domingo ERC tendrá que valorar si alargar en el tiempo su decisión le beneficia o le desgasta. Dejar pasar los días es, sin duda, seguir caminando en el alambre.

Hoy cobran total vigencia las palabras de Rufián cuando alertó, antes del verano, que si en Junio el acuerdo era difícil, mucho más lo iba a ser en Octubre. Ni antes ni ahora el pacto añorado y buscado por Sánchez es un pacto fácil, pero se alcanzará y Sánchez será Presidente con la abstención de ERC.

La política es así. Se pasa de la calma a la tormenta en cuestión de horas pero también bastan unas horas para que lo que parece imposible se convierta en realidad. Como no es cuestión de tirarse a la piscina sin saber cuánta agua hay en ella, nada más acertado que el "ya veremos". Este es el mensaje compartido por los que tienen en sus manos la suerte política de Pedro Sánchez y que bajo ningún concepto quieren unas terceras elecciones. El margen está bien delimitado pero ya veremos.

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