Opinión

Ganar o aprender

Ganar o aprender". Suena al clásico libro de autoayuda, pero bajo este título están escritas páginas llenas de sufrimiento, de incomprensión por lo que le había ocurrido. En realidad, eran pequeños o grandes gritos de dolor, de desesperanza y ello con sólo 16 años.
La autora de "Ganar o Aprender" es, era, Noa Pothoven. Una joven holandesa que murió hace unos días por propia decisión. Decidió dejar de comer y beber y dejarse ir, todo ello en compañía de sus padres y, al parecer, de un médico que durante diez días vieron su muerte a cámara lenta. ¡¡¡Terrible!!!.
Previamente, Noa había solicitado la eutanasia que en Holanda es legal. Se la habían denegado porque a su edad, su cerebro no estaba totalmente conformado. Cuentan las crónicas que el sistema holandés no ha estado a la altura. No se relatan en los trabajos periodísticos visitas y atención permanente de un psiquiatra. Sí se cuenta que estuvo ingresada en un psiquiátrico..
Es seguro que aún cuando hayamos seguido con enorme interés el caso y hayamos leído todo lo que se ha publicado, no faltan datos e información precisa de lo acontecido, pero lo que es obvio es que una menor de edad quería morir porque sus trastornos sicológicos derivados de los abusos sexuales y violación sufridos cuando aún era más niña le producían un sufrimiento que no fue capaz de soportar. Noa no lo pudo soportar y el fallo del sistema ha sido más que estrepitoso.
Cuesta entender que en Holanda, uno de los países referencia en cuanto a calidad de vida, que se le presume país avanzado nos encontremos con que el sistema no ha sido capaz de sacar del hoyo a una adolescente. Es verdad que la depresión puede generar un sufrimiento indecible y es verdad que los pacientes que la han sufrido o que la sufren, les cuesta levantarse de la cama, hablar. Les cuesta vivir pero si tienen a su alcance buenos profesionales, con un abordaje serio y continuado, con las terapias adecuadas y los medicamentos al alcance de los médicos está más que comprobado que de una depresión, por grave que sea, se puede salir. Noa no lo ha logrado.
La salud mental debería ser una prioridad tanto de la OMS como de los propios estados. Los casos de depresión a edades cada vez más tempranas van en aumento, las crisis de ansiedad son cada vez más frecuentes en los servicios de urgencias de los hospitales y aquí, en España, el índice de suicidios va en aumento.
Si hace unas décadas tener Sida era un estigma, afortunadamente ya superado, la salud mental o la carencia de la misma, es el tabú de nuestros días. La falta de salud mental es un mal silente, que tiene multitud de manifestaciones y es obvio que en nuestro país no es un asunto que ocupe prioridad alguna. Conseguir atención psiquiátrica en la sanidad pública española es una aventura que puede durar meses.
El dolor físico, salvo casos muy, muy límites, se puede controlar y de hecho se controla. Lo que es más difícil es abordar el sufrimiento, cuesta asumir que se está sufriendo y mucho más compartirlo. No estaría de más que aquellos profesionales -psicólogos, psiquiatras, profesores etc...- que están en contacto directo con esta realidad dieran la voz de alarma para concienciar a familias y poderes públicos que los trastornos psicológicos y psiquiátricos existen y que eso no significa que quienes los padecen sean "locos". No, son personas que sufren sin que nadie vea la herida que sangra para dentro. Noa, aun cuando pueda ser un caso muy excepcional, creo que es buena percha de la que colgar una llamada de atención.

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