Opinión

Más paro y mayor desigualdad

El pasado jueves Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron un acuerdo para sacar adelante los Presupuestos para 2019. El documento sorpresivamente está encabezado por el sello del Gobierno de España y el logotipo de Podemos. Al margen de esta novedad, de la firma solemne en Moncloa y de la explicación y presentación por parte de la ministra de Hacienda en la rueda de prensa posterior al consejo de ministros, el documento contiene no sólo medidas de carácter económico y fiscal, sino que va más allá y se adentra en asuntos que nada tienen que ver con las cuentas públicas como reformas del Código Penal en materia de violencia de género o de la llamada Ley Mordaza. Es obvio que el acuerdo más parece un paquete de medidas de Gobierno, un programa electoral que hace pensar que Sánchez no está dispuesto de momento a convocar elecciones. No hay que olvidar, en todo caso, que con el apoyo de Podemos no es suficiente para aprobar los Presupuestos y que las próximas semanas las negociaciones con otros socios serán decisivas. Además, mañana lunes un consejo de ministros extraordinario aprobará y presentará los números de las cuentas que el Gobierno tiene que presentar a Bruselas.
Sánchez e Iglesias acordaron, entre otras cosas, subir los impuestos a las sociedades, a los trabajadores de ingresos superiores a los 130.000 euros brutos anuales, llevar el SMI a 900 euros castigando especialmente a los autónomos y jóvenes, limitar los precios de los alquileres, crear un impuesto a la compra de acciones y a la venta de productos por Internet, aumentar el Impuesto al Patrimonio, reducir el IVA de algunos productos y rebajar el límite del delito fiscal a 50.000 euros desde los 120.000. En definitiva, una batería de medidas que sin ninguna duda perjudicarán a la economía, a la inversión y al empleo.
Prácticamente no hay economista o experto en materia de vivienda que no hable de medidas letales para el momento de desaceleración en que está entrando la economía española con las exportaciones creciendo menos, el consumo casi estancado y la confianza tanto empresarial como del consumidor en niveles de hace 4-5 años. El mejor resumen del acuerdo lo realizó el jueves Rafael Doménech: "el problema de los atajos y soluciones exóticas es que conducen a menores niveles de productividad, mayor tasa de paro, dualidad y precariedad, menores salarios y mayor desigualdad".

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