Opinión

La España fraternal de Pablo Iglesias

Pablo Iglesias se inventó este martes un país para su debate de moción de censura contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El líder de Podemos, a pesar de que sabe del fracaso de su moción, de que sólo le apoyan Bildu y ERC, dos de los partidos que quieren romper España, se empeñó en hacernos ver un país sin democracia, sin libertad de expresión, sin estado de derecho, en recesión, donde el gobierno ha dejado a la gente sin nada, porque es autoritario, elitista, machista y colonizado por Alemania.
El líder morado hizo mucho el ridículo al demostrar que ni siquiera sabe utilizar las cifras y los informes sobre España. Tiene razón Rajoy al decir que el problema de Podemos es que las cosas van bien; la economía mejora y el empleo crece y esto le viene muy mal al discurso rancio, mentiroso y obsoleto de Podemos. Por engañar, Iglesias lo hizo hasta con el secreto bancario que dijo aún existe en España o con Portugal, de cuyo gobierno aseguró que no sigue las recomendaciones de Europa. Insistió en los recortes a los que culpó del machismo y la xenofobia y en cambiar el modelo de crecimiento que, por cierto, ya ha cambiado y sin necesidad de decretos.
La retahíla de mentiras sobre todo en materia económica es de tal magnitud que es difícil hacer el catalogo sin necesitar medio periódico. Desde el proyecto Castor, al empleo femenino, pasando por los impuestos pagados por las empresas. Y luego viene la demagogia habitual: las maldades del IBEX 35, la reducción más lenta del déficit público y de la deuda, la subida de impuestos, la derogación de las reformas, la banca pública, la jornada de 35 horas o la subida exponencial del SMI. Más de lo mismo y más de lo que ha llevado a otros países al estancamiento o directamente a la recesión. El problema de Iglesias es que "el cuanto peor, mejor", base del discurso de Podemos, ya no cuela. La España negra de Iglesias no es real, es pasado, pero el espectáculo continúa.

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