Opinión

La renuncia de Ada

Todo llega. 36 años después de su creación, la final de la Copa de la Reina se juega ante la presencia de un miembro de la familia real, precisamente de la Reina Leticia.
Así pues, incluso la Casa Real rectifica después de las críticas que recibió el año pasado cuando una edición más la Casa Real había excusado su presencia por razones de agenda.
Vivimos en la era de los gestos y este era uno de los que se echaban de menos. Personalmente hubiese esperado que se produjera antes, más que nada porque he visto en múltiples ocasiones a la Reina Leticia en palcos deportivos y resultaba casi incomprensible que no asistiera a la final que lleva su nombre (su cargo). Esperemos que esto se convierta en un compromiso de futuro.
Todo llega también a la televisión y a muchos no dejó de sorprendernos ver en directo la retransmisión íntegra del partido en un estadio prácticamente lleno. 
Pero el futbol femenino también deja sinsabores. 
El año pasado por primera vez se concedió un Balón de Oro femenino. La elegida como mejor jugadora del mundo fue la delantera noruega Ada Hegerberg, jugadora del club francés Olympique de Lyon. La jugadora afirmó al recibir el galardón que era  "un paso importante para el fútbol femenino, y juntos vamos a conseguir más".
Ese deseo no se ha cumplido para la joven noruega. Ya había asegurado que no participaría en el Mundial de Futbol Femenino que tendrá lugar en Francia del próximo 7 de junio al 7 de julio si no se equiparaban las condiciones de su selección con las de la masculina. Y en un gesto que le honra ha cumplido su promesa. La mejor jugadora del mundo no participará en el  campeonato más importante del planeta.
Para Ada no se trataba sólo de equiparar los salarios, Ada reivindica igualdad de oportunidades en materia de  infraestructuras, incluso de contar con alojamientos del mismo nivel que los hombres. Eso no se ha producido y la jugadora no ha dudado en mantenerse en sus trece y no acudir al mundial.
Es una bofetada en toda regla a la selección de su país y también a la FIFA, uno de los organismos más machistas en materia deportiva.
Ella, con apenas 23 años tiene las cosas muy claras: 
Sé lo que quiero y conozco mis valores, por tanto, es fácil tomar decisiones difíciles cuando tú sabes cuáles son las ambiciones y cuáles son los valores que defiendes. Se trata de ser sincera contigo, ser tú misma”, aseguraba hace unos meses en una entrevista.
No tengo conocimientos de fútbol, no se si es la mejor jugadora del mundo. Lo que si tengo claro es que se merece un reconocimiento aún mayor por su compromiso, entrega y capacidad de anteponer los intereses de todas a los suyos personales.
Chapeau!

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