Opinión

La última oportunidad de la banca

La reconversión digital de las entidades financieras ha reducido las plantillas un 27% en los últimos seis años y cerrado más de 15.000 oficinas en el conjunto del país. Tendencia que seguirá este camino al preverse nuevas fusiones y adquisiciones en el presente ejercicio, y digitalizandose aún más la operativa bancaria.
Nuestro sistema financiero es imprescindible dentro del actual sistema  económico, pero eso sí, dentro de unos parámetros de transparencia y rigor. Y no, no es una utopía el querer una banca transparente que se dedique a lo que siempre se ha debido dedicar, es decir, a captar depósitos y prestar dinero. Lo demás, vender relojes, vajillas, colchones, viviendas o comercializar productos financieros tóxicos o incluir cláusulas abusivas en contratos de préstamos hipotecarios, pues como que no es su cometido. Y si algún directivo de alguna entidad aún piensa que sí, pues le recordaré que a día de hoy son  280 los altos directivos de banca en nuestro país que se han sentado, o están sentados aún, en un banquillo de un juzgado. Y lo recuerdo por si alguien todavía no se ha percatado aún  del fin de la insultante sensación de impunidad que parecían disfrutar. Para que les quede aún más cristalino, decir que la detención ejemplarizante de la excúpula de Novagalicia, con el apoyo de la Fiscalía, atiende a dos factores determinantes para la Audiencia Nacional, la gravedad del delito atendiendo al impacto macroeconómico producido. Y la no devolución de las multas impuestas en concepto de responsabilidad civil, que en conjunto ascienden a 10,4 millones de euros.
Definitivamente las entidades financieras de este país, después de los eres, fusiones, opas, preferentes, cláusulas suelo, y así un largo etc. de errores y despropósitos, tiene la gran oportunidad de reciclarse y dedicarse honestamente a su fin específico para el que están creadas. La entrada en prisión de los ex directivos por todos conocidos, debe suponer un antes y después en nuestro sistema financiero. Y pongo como ejemplo de lo que jamás debe volver pasar,  los informes demoledores que desvela el Tribunal de Cuentas, y así, en su último documento, nos pone de manifiesto que los fondos públicos comprometidos en Novagalicia se elevaron a 12.279 millones, y en su filial el Banco Gallego fueron otros 1.250 millones. Importes que deberían como mínimo ruborizar a los anteriores gestores del Banco de España.
En fin, decir por último que este lunes se reabre la comisión de investigación en el Parlamento de Galicia, por lo que espero que  vayan al fondo de la cuestión y depuren todas las responsabilidades que pueda haber habido en el proceso. Y esta vez, con luz, taquígrafos y sin ningún tipo de intento de engañar a la sociedad gallega creando cortinas de humo paralelas o volcándose la responsabilidad unos a otros, ellos verán.
 

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