Opinión

¡Sres. de la Moncloa! ¡Que ya cerraron más de 120.000 empresas!

Con los datos de noviembre de la Seguridad Social y del Banco de España, y con la previsión de este último mes del año, lamentablemente se puede decir que en España habrá más de ciento veinte mil empresas menos en la comparativa interanual, o lo que es lo mismo, un 8% del tejido productivo empresarial nacional ya está finiquitado. Todo ello, con la mitad del tejido empresarial en pérdidas, -según el propio banco de España- y con unas previsiones de más cierres y más desempleo para un primer semestre del 2.021 que se presenta devastador. 

¿Dónde queda ya el, "no dejaremos a nadie atrás"?, eslóganes de Pedro y Pablo, y su particular Rasputín de Moncloa. Pues mi respuesta es: ¡Que se lo cuenten a esas 120.000 empresas que ya han cerrado, y a los  3.826.043 desempleados actuales, sin contar las personas que sufren un ERTE! ¡Si al final iba tener razón Pedro Sánchez, que con Pablo Iglesias en el gobierno no iba a poder dormir tranquilo! ¡El problema es que ni él, ni 47 millones de españoles y españolas! Y en esas manos está el devenir de este país aún llamado España! 

En este intre vuelvo la mirada hacia mi comunidad autónoma, Galicia, para saber algo más de la letra pequeña de los históricos presupuestos autonómicos, -históricos por su cuantía- y del significado de la siempre manoseada frase, -tantas veces utilizada desafortunadamente por nuestros políticos-, como es la del "reequilibrio territorial de Galicia". Y es que, qué bien suena  decir; "Ourense será la provincia que más euros recibirá por habitantes en los presupuestos de la Xunta". Pero claro, como somos la provincia con menos habitantes, pues la realidad, sin maquillajes, es que Ourense vuelve a ser la  que menos recibe. Así , el eje atlántico vuelve a concentrar el grueso de dichos presupuestos autonómicos. De hecho, la cuantía destinada solamente a A Coruña es superior a la que recibirán Ourense y Lugo juntas: 4.081 millones frente a los 1.544 millones de Lugo, y los 1.369 millones de Ourense. Mientras nuestra vecina del sur, Pontevedra, recibirá 3.246 millones. 

En fin, ya estamos acostumbrados a los juegos de malabares con los presupuestos tanto estatales, como autonómicos, en los que Ourense siempre sale perdiendo, y esta vez en el peor momento y cuando más lo necesitábamos. Por lo que a nadie le debe extrañar que, una buena parte del capital inversor ourensano, fluya en los últimos años de una manera constante y progresiva hacia el pulmón industrial y económico de Galicia, es decir, Vigo. Y en menor cuantía, pero no menos importante, también hacia el norte de Portugal. Empresas que despuntan o necesitan crecer, se deslocalizan buscando mejores plataformas logísticas para desarrollar sus áreas de negocio, dejando aquí únicamente sus sedes sociales a efecto testimonial,esa es la realidad. Y les voy poner un simple ejemplo: De las 100 empresas gallegas que facturan más de 100 millones de euros, únicamente 5 son ourensanas, es decir el 5% del total de Galicia, ese es nuestro peso económico, ya que de las 23.000 empresas que existen en nuestra provincia, más de la mitad no generan más empleo  que su propio autoempleo, no nos engañemos a nosotros mismos. 

Por este motivo, la canalización de fondos de reestructuración europeos que actúen como verdaderos planes de choque económicos para nuestro Ourense, son totalmente imprescindibles para asegurar nuestro futuro a corto y medio plazo. Necesitamos proyectos estratégicos sólidos con contenido y continente, por lo que esperemos que  esta vez, sí estemos a la altura de las circunstancias, y los agentes económicos y sociales nos apoyemos los unos a los otros con una colaboración generosa y responsable. Ourense necesita recomponer, reactivar y afianzar la estructura económica afectada por la crisis, e impulsar un ambicioso programa de reformas estructurales que respondan a los principales retos y oportunidades de la economía gallega. La recuperación y transformación, para asegurar un futuro a nuestro Ourense es lo que está encima de la mesa. Y con las cosas de comer, no se juega. 

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