Opinión

La recuperación de las banderas

La manifestación de Barcelona no solo recuperó para Cataluña la bandera de España, sino también la propia, la Senyera, la verdadera bandera catalana, arrinconada por el separatismo y sustituida por una invención sectaria y excluyente, que pregona el odio y hace de él su seña de identidad primera.
Pero, además, también puso en su sitio a una tercera bandera, sobre la que tanto miente, como en todo, el separatismo: la europea. Pues es con la una, la de España, como la otra, la catalana, está en la UE y solo así proseguirá en ella. Josep Borrell, ex presidente del Parlamento Europeo, en su discurso a la enorme multitud congregada el domingo, lo bordó con esta frase mientras la enarbolaba en su mano: "Aquesta és la nostra estelada".
La recuperación de los símbolos comunes supone algo muy importante y tiene mucho que ver con lo que ha sido la opresión a toda una mayoría no silenciosa sino silenciada que en Cataluña ha soportado, y soporta, un régimen de exclusión y acoso desde hace ya muchos años y en el resto de España ha supuesto una respuesta impecable a quienes se han pasado otros tantos insultando, silbando y vejando a todo símbolo que nos representara a todos. El enarbolar las tres banderas, la europea, la española y la catalana es la imagen exacta de lo que está en el fondo de lo que ahora pretenden destruir , la convivencia, la sensatez, nuestra constitución, nuestra democracia, el progreso y avance social alcanzado y nuestra posición en el mundo y en Europa especialmente.
Los símbolos importan y mucho por lo que representan y nos representan. Me he alegrado por ello del respeto a la senyera, cuya etimología nos hermana también, pues la "seña" en castellano viene a decir lo mismo, y delata lo que se pretende olvidar que también nuestras lenguas son hermanas. El respeto a lo de todos y poner pies en pared delante del insulto a cualquiera de ellos es primordial para comenzar a reestablecer concordias. Y exigir ese trato ha de ser ya insoslayable. La ciudadanía española no va a aguantar una sola vez más que su himno sea escarnecido y muchos estarán ahora conmigo en que la próxima vez que suceda, pongamos que una final de la Copa del Rey, el acto ha de ser de inmediato suspendido. Por la Federación y los árbitros del partido, sin más. No se necesita de mas nada para hacerlo.
Son muchas las cosas que estamos viviendo, entre la emoción y la angustia, estos días. También estamos recordando otras que nunca debimos haber olvidado y que son los principios esenciales en los que se han levantado estos ya cuarenta años de libertad, paz y progreso en España. Vamos a seguir viviendo momentos tensos y puede que hasta dramáticos. Este martes veremos hasta que punto los golpistas están dispuestos a seguir acelerando hacia el precipicio. La "pela" ha dejado al reyezuelo desnudo, pero los que verdaderamente mandan, la CUP, Omnium y la ANC, o sea los antisistemas y los fanáticos me parece que no le van a permitir ni que se tape las vergüenzas. Pero lo que es ya bastante claro es que España, la España democrática y constitucional, va a enfrentarles con el aliento inmenso de su ciudadanía y se siente mucho más fuerte y unida de lo que estaba hace tan solo unos días.

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