Opinión

Peligro, políticos de caza

Estos días es peligroso andar por los pueblos y ciudades de todo el territorio nacional. Por doquier hay políticos sueltos y a la caza. Va uno andando por cualquier calle y caes en una emboscada. Si te descuidas te sueltan un mitin, te colocan un panfleto o le cuelgan un globo al niño. Son temibles y están desatados.
Han cogido ahora la costumbre de apostarse en lugares estratégicos de paso y allí acechar a sus victimas para caer sorpresivamente sobre ellas aprovechando cualquier resquicio. Muy sonrientes y amables en un descuido estas en sus garras y ya no te libra nadie de la perorata. Si, como sucede en ciertas localidades donde todavía la gente se conoce y reconoce la situación es de las que no tiene salida. Eso les sirve para cebarse aún mas con la presa. Ahí sí que estás irremediablemente perdido y solo te queda el aguantar con estoicismo el castigo.
Hay ciertos tramos y calles que son verdaderamente temibles, porque en ellos se dan cita no una ni dos sino hasta cuatro de cuadrillas de caza diferentes, cada una en su apostadero. Y si sorteas a unos es para caer en el campo de tiro de los otros. Es más, si tienes propensión a la amabilidad y te da un no se qué el salir huyendo, puede que acabes con la panoplia completa de la cartelería electoral y las fotos de todos los candidatos a la alcaldía, a la comunidad o a lo que sea. Cuando encima ponen música y acompaña el tiempo la cosa se pone dura.
Pero además es que no hay defensa posible, puede ser peor el remedio que la enfermedad si se opone resistencia, y lo cierto es que la única solución es huir como sea, aunque te llamen por tu nombre y aunque en condiciones normales te pararas porque quien te interpela es un amigo. Tiempo habrá. Pero ahora hay que extremar la prudencia. Hay que entenderlos: están en celo. Les va el poder en ello.
El consuelo es que ya va quedando algo menos, que el 26 de mayo, acabará el periodo álgido de berrea en la que estamos inmersos desde hace ya muchos meses. No se acabará del todo, son insaciables, pero al menos cesará un algo la secuencia y potencia de los bramidos.
Escapé el domingo al campo, no quise ni aparecer por el pueblo cercano como medida de prevención de riesgos. Y aún así confieso que iba andando por el monte con cierto cuidado y ojo avizor, no fuera a aparecerme uno que estaba emboscado en una mata o caerme uno que estaba emboscado en una encina. Hubo suerte. He vuelto vivo. Lo malo es que el lunes estaban esperando varias de rehalas de encuestas. Paciencia.

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