Opinión

Soraya, Casado y viceversa

Lo nuevo con experiencia (Soraya, 47) se impuso a lo nuevo sin ella (Casado, 37). Pero el desenlace de la personalista campaña queda pendiente del congreso extraordinario del viernes y sábado de esta semana.
La última apuesta sonada ha sido la del comisario de la UE, Arias Cañete. Casado le parece el más indicado para defender "un proyecto de centro derecha" que, entre otras cosas, defienda sin complejos la unidad de España. Algo perfectamente aplicable a la otra candidatura, la de Sáenz de Santamaría.
No muy distintas son las razones de la todavía secretaria general, Maria Dolores de Cospedal, que el día anterior también se había alineado con la candidatura de Casado porque es una magnifica opción para defender "un proyecto ilusionante". No se lo parece el de Soraya. Pero hasta el último militante del PP sabe de las razones personales que la inspiran.
Es una trampa hablar de "proyecto" como motivación del apoyo a uno de los dos aspirantes. Eso no moverá los votos. Es Soraya frente a Casado, y viceversa, quienes se someten al escrutinio de los compromisarios. A modo de segunda vuelta, ellos decidirán cual de los dos dirigentes, no cuál de los dos proyectos, se va a convertir en presidente del partido.
Especial importancia tiene el apoyo de Cospedal, que obtuvo mas de 15.000 votos en el turno de los militantes. Se supone con cierta ligereza que también orienta la voluntad de quienes la votaron a ella en primera vuelta. ¿Lo harán, si lo hacen, por identificarse con el "proyecto ilusionante" de Casado o porque se lo pide Cospedal? Creo lo segundo, porque se lo pide personalmente la que es secretaria general desde hace diez años.
Así es como cursa la cuestión en los planos político y mediático. En clave personalista. Y así se traslada es el mensaje nocivo de que en el PP funcionan las lealtades y las obediencias debidas a personas. No a proyectos, valores, ideas, principios o programas. Lo cual también puede predicarse de los apoyos sumados a la causa personal de la candidata Sáenz de Santamaría, aunque de forma más discreta. Incluidos los de compromisarios que antes votaron como militantes por la derrotada candidatura de Cospedal y no se sienten vinculados por la posición de esta, sino por la doctrina oficial de que el compromisario no es de nadie y vota libremente. Ni tampoco creen que haya diferencias sustanciales en el terreno ideológico, ni en el programático, de Casado respecto a Soraya. Y viceversa.
Lo demás queda en un intercambio de pedradas cuyo objeto es la caza del compromisario. Con algunos episodios que pueden tener efectos contrarios a los pretendidos. Por ejemplo, el video contra Soraya. O el alineamiento de Aznar con Casado.

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