Opinión

Si ERC va en serio...

Por surrealista que parezca y por mucho que lo repitamos, tal vez hipnotizados por la atracción de lo absurdo, la gobernabilidad del Reino de España sigue dependiendo de un partido político cuyo líder está encarcelado por sedicioso y cuyo salmo preferido es pedir el fin de la represión al Estado.

Y como los 13 diputados de ese partido son decisivos para facilitar la investidura de Sánchez, sus dirigentes imponen una doble condición. Que el Gobierno en funciones reclame de la Abogacía del Estado una posición favorable, por un lado a la nulidad de la sentencia del "judici" y, por otro, a la excarcelación del líder de ERC, como precio a pagar a cambio por el desbloqueo de la gobernabilidad.
Esos son los antecedentes del minuto y resultado de la situación, caracterizada por el retraso de la AE en hacer pública su posición, como uno de los elementos de juicio del Tribunal Supremo para aplicar la sentencia europea sobre la inmunidad del eurodiputado Junqueras.

La pregunta que estos días recorre los circuitos políticos y mediáticos del país se refiere precisamente a las causas del retraso. Hay conjeturas para todos los gustos. Todas relacionadas con el precio del mencionado partido independentista a su eventual complicidad con Sánchez.

La más verosímil es la de que la AE ha llegado a conclusiones inaceptables para ERC y entre bambalinas se está produciendo un discreto tira y afloja del Gobierno a dos bandas. Con la Abogacía del Estado, para que suavice su posición (en principio, solo permiso penitenciario para retirar su acta de eurodiputado, pero nada de excarcelación por nulidad de la sentencia del "proces") y con ERC para que se avenga a facilitar la ya investidura y dejar todo lo espinoso para después.
Lo espinoso se reduce a las inasumibles exigencias de los dirigentes de ERC: nulidad de la sentencia del TS y libertad inmediata de Junqueras con borrado de la huella penal. Eso es al menos lo que dicen en público, mientras recuerdan que a ellos la gobernabilidad les trae sin cuidado porque su prioridad en los tatos con el Gobierno es encontrar una salida política al "problema político entre Cataluña y el Estado español".

Se habla de las diferencias entre lo que reclaman en público, condicionado por su carrera de sacos con JxCat, y lo que sostienen en las "discretas" negociaciones con el PSOE, marcado por la presunta intención de poner pausa al objetivo de la Cataluña una, grande y libre.
Como no sabemos como van las cosas en el plano privado, hemos de atenernos a lo que piden en público. Y si lo que piden en público va en serio, se producirá un doble efecto en la vida política nacional. Primero, de cabeza a las quintas elecciones en poco más de cuatro años. Y segundo, destronamiento de Sánchez. Si no lo echan antes los militantes del PSOE, lo echarán luego los votantes en las urnas.

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