Opinión

El PP frena a Sánchez

En relación con el atajo legal para modificar la ley de estabilidad presupuestaria y eludir el veto del Senado, no es verdad que la Mesa del Congreso haya quitado al Gobierno Sánchez su derecho a legislar (a la iniciativa legislativa, por ser precisos). Lo que le ha quitado son las prisas, puesto que las pretensiones del Ejecutivo ya se contemplan en un procedimiento alojado de momento en la Comisión de Justicia.
El asunto aparece como un conflicto institucional. O, si se quiere, como choque de dos legitimidades. De un lado, la Mesa, que responde a la aritmética fundacional de la Legislatura salida de las urnas. De otro, la mayoría parlamentaria formada con la moción de censura contra Rajoy y responde a una aritmética sobrevenida, formada por PSOE, Podemos y nacionalistas.
Esta vigente mayoría no altera en absoluto las competencias del gobierno de la Cámara, descritas en su Reglamento (articulo 31) sobre organización del trabajo, régimen interno, admisibilidad de iniciativas, líneas generales de actuación, etc.
En otras palabras, la Mesa tiene poder de bloqueo y lo ha ejercido en el uso de sus competencias ¿Con intención política de frenar las prisas del Gobierno por sacar adelante los PGE para 2019? Por supuesto. Así quedó reflejado en la votación de los 9 miembros, donde se impuso la aritmética fundacional de la Legislatura (los 5 del PP y Ciudadanos) sobre la aritmética sobrevenida (los 4 de PSOE, Podemos y nacionalistas).
Está claro. El PP, como principal partido de oposición liderado ahora por Pablo Casado, hace lo que puede por contravenir la aspiración de continuidad en Moncloa reiteradamente expuesta por Pedro Sánchez (la última vez, el miércoles pasado desde Nueva York). Exactamente lo mismo que hacía el PSOE liderado por Pedro Sánchez con su "no es no", cuando los papeles estaban cambiados.
¿Y quién paga las consecuencias? Pues el pueblo español, que echa de menos un horizonte político estable para acometer los problemas que realmente afectan a la ciudadanía. Estabilidad, divino tesoro. Es el valor que resulta dañado en esta forma de lucha por el poder, que aparca o ignora directamente intereses generales de mayor cuantía.
Tiene razón el Gobierno socialista al acusar al PP de boicotear unos Presupuestos que mejorarían la vida de la gente y aportarían estabilidad, después de tres años tontos. Pero basta echar la vista atrás para recordar a Sánchez que su famoso "no es no" impidió en su día la gobernabilidad del país y, de paso, creó un problema interno de amarga memoria en el PSOE. Ahora Pablo Casado le devuelve la pelota al utilizando su mayoría absoluta en el Senado y, con la suma de Ciudadanos, su mayoría relativa en la Mesa del Congreso.

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