Opinión

A la manera de Sánchez

Comenta un veterano dirigente socialista, de los que han visto desde la barrera el salto a la fama de Sánchez, que el presidente del Gobierno "está solo con su éxito". De modo que si fracasa, también se quedará solo con su fracaso.
Una forma de reflejar su personalismo. O de decir que todo lo ha hecho a su manera, pues en realidad no cabe argumentar que el partido le haya llevado en volandas hacia el estrellato. ¿Y qué es subir triunfar a la manera de Sánchez? Según sus adversarios, los de dentro y los de fuera, es gobernar a golpes de efecto en función de lo que digan los sondeos.
"Al carecer de mayoría parlamentaria suficiente, no tiene otra forma de hacerlo", dice mi interlocutor respecto a la debilidad de origen del séptimo presidente del democrático régimen del 78. Pero no solamente es la penuria en escaños lo que le hace frágil. En su seguimiento es imprescindible tener en cuenta el impacto de otros dos elementos menos manejados en los análisis del recién nacido Gobierno.
Uno es la larvada fractura interna del PSOE, por ahora acogida a los clásicos cien días de gracia. Y otro es su desganado discurso sobre la España y el Estado puestos en cuestión por quienes han hecho presidente a Pedro Sánchez. Por eso es desganado, por no incomodar a los populistas de Podemos, denunciantes del "centralismo monárquico" ni a los nacionalistas catalanes, que hablan sin parar, con descaro y sin complejos, del Estado `represor y demofóbico`.
Y en cuanto a las no cicatrizadas heridas de la dura confrontación de primarias internas entre Susana Díaz, presidenta de Andalucía, y Pedro Sánchez, el resucitado, simplemente está larvada. "Ya, pero el dinosaurio sigue ahí", como suele decir un relevante líder regional del PSOE, antes de valorar la metodología de Sánchez en su apuesta ganadora contra Mariano Rajoy.
"Antes se ganaban elecciones para formar gobiernos, mientras que ahora se forman gobiernos para ganar elecciones", dice en maliciosa alusión a la política de gestos con la que, de momento, Pedro Sánchez, está creando la sensación de que el socialismo español parece haberse topado con un machadiano milagro de la primavera. Como si en su conquista de la Moncloa, algunas hojas nuevas le hubieran salido al olmo centenario del PSOE. Las que están o van a estar en el BOE.
Por ejemplo, una ofensiva contra la pobreza infantil, la presión sobre las fuerzas sociales a favor de la revalorización salarial, salvar la vida de las víctimas del hambre o la represión que llaman a las puertas de la Unión Europea, guerra a la explotación laboral, democratización del Valle de los Caídos, el no a la 'ley mordaza', revisión parcial de la reforma laboral, mantenimiento del poder adquisitivo de los pensionistas, la regulación de la eutanasia, etc.
Pero todo eso está aún en la primera jugada. A la espera de que en las siguientes, los gestos se conviertan en decisiones irreversibles.

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