En plena conmemoración de la Reconquista de la Villa a las tropas de Napoléon, confirmar una vez más que la economía de Vigo, luego de la ciudad y por tanto de sus vecinos, se mantiene en pie y avanza gracias a Francia, país cada vez más presente en el día a día. Sin la apuesta de Francia, Vigo existiría igualmente pero sería otra cosa, sin duda menor, y para ello no hay más que imaginar lo que supondría la marcha de PSA o el traslado del grueso de su producción a algunas de las plantas ibéricas, cuatro en total tras la fusión con Opel. Nada de eso ha sucedido, y al contrario, la factoría de Balaídos se ha convertido en la cabeza de todo el entramado industrial de PSA, extendiendo sus lazos ahora hasta Marruecos. Cachamuiña, Morillo, Carolo, el alcalde Vázquez Varela y tantos otros hicieron lo correcto al sacudirse el yugo francés, injustamente impuesto, aunque no más que en otras muchas ocasiones anteriores y posteriores. Pero sin olvidar que Francia ha sido y es la clave de que Vigo funcione.
