Opinión

Los retos de Fitur 2020

En España el turismo representa aproximadamente el 12,3 % del Producto Interior Bruto y el 13% del empleo -los datos varían algunas décimas según las fuentes y los considerandos, pero los de la Mesa del Turismo y la Universidad Antonio de Nebrija gozan de la fiabilidad máxima, y a ellos recurro-. En 2019 el sector ha crecido por encina de la economía española y se confirma como un manantial de divisas para las arcas del Estado. Esto se ha producido a pesar del Brexit y de otras circunstancias colaterales graves, ente las que se encuentran la quiebra de Thomas Cook y de algunas compañías aéreas, además de movimientos como “Miedo a volar”, la recuperación de destinos muy competitivos en el Norte de África, e incluso el cambio climático, pues el buen tiempo en Alemania o Gran Bretaña retrae a turistas de esas procedencias.

La reflexión la hago a raíz de la celebración de FITUR 2020, en las instalaciones de IFEMA en Madrid entre los días 22 y 26 de enero, una de las ferias sectoriales más importantes del mundo. En esta cita conoceremos las propuestas de 165 países y regiones que se distribuirán en 10 pabellones dedicados a África, Oriente Medio, América, Europa,  Asía – Pacífico, España  y a empresas turísticas del mundo. La sostenibilidad, la tecnología y la especialización, seguirán siendo ejes principales de las  acciones orientadas a crecer en profesionalidad, representatividad e  internacionalidad y, por tanto, a  superar los resultados obtenidos en la última edición, que congregó a más de 11.000 empresas expositoras y  253.000 participantes.

Para Galicia llega con la oportunidad de presentar el  XACOBEO 2021 en un ámbito profesional único, y de mostrar la fortaleza que para su economía ha representado la llegada de turistas por el buen trabajo promocional que se ha venido desarrollando desde la Xunta de Galicia y Trugalicia, desde los Patronatos de Turismo de las Diputaciones, los Municipios, con aciertos plenos como la Feira do Cocido de Lalín o el Nadal de Vigo, ferias como Xantar o Termatalia. Significativamente también se ha actuado desde las Denominaciones de Origen, o desde los ámbitos gastronómicos -Grupo Nove, Amigos da Cociña Galega,-, y un largo etcétera de iniciativas promocionales que han completado con éxito el camino iniciado por Manuel Fraga con el Camino de Santiago, el Xacobeo o Galicia Calidade. El turismo se ha incorporado al PIB autonómico como un recurso muy relevante, y Alberto Núñez Feijoo ha sabido encauzar todos los esfuerzos bajo una única dirección de máximo rango, en este caso creando la Consellería de Cultura y Turismo, gobernada por Román Rodríguez, que cuenta con la estrecha colaboración de Cecilia Pereira como Comisaria del Xacobeo 2021, y Nava Castro. Ellos son los que han de poner todavía en más valor a personalidades de la relevancia de Amancio López Seijas, fundador del Grupo Hotusa, o de Ester Eiros, creadora de Gente Viajera de Onda Cero, activos seguros de nuestra tierra.

Para Galicia sugiero un reto: reconstruir la relevancia de nuestros grandes cocineros siguiendo la estela del grupo del restaurante O Barqueiro de Negreira, el modelo de los Arzak, Martín Berasategui, Jordi Cruz, Eneko Atxa... La marca personal se impone, las estrellas Michelin mandan y Galicia tiene restaurantes que pueden y deben aspirar a más reconocimientos, entre ellos apunto a Pepe Solla, Culler de Pau, Casa Marcelo, Pepe Vieira, Retiro da Costiña, Maruja Limón, Yayo Daporta, Nova, Árbore da Veira, A Tafona y el Garzas. Las segundas estrellas deberían estar al caer.
Volviendo al ámbito nacional, Pedro Sánchez no ha atendido a las reivindicaciones del sector para crear un Ministerio de Turismo pero, al menos, podemos hacer una lectura positiva: la continuidad de la ministra Reyes Maroto, de la Secretaria de Estado de Turismo,  Isabel Oliver, y del responsable de Segittur, Enrique Martínez Marín, ayudará a completar algunos de los planes establecidos, sin comenzar de cero.
Los principales retos para el nuevo Gobierno de España están en coordinar las legislaciones y reglamentaciones, normalizar los pisos turísticos, preveer fenómenos como la gentrificación; reforzar la imagen exterior de España, contando para ello con los canales exteriores de los medios públicos, con los Institutos Cervantes, el ICEX, con la acción de las embajadas, etc.-; coordinar los esfuerzos en el ámbito digital, apoyando las iniciativas que reduzcan la dependencia en la comercialización por plataformas ajenas a nuestro país.

En otros órdenes, es imprescindible mantener la seguridad, seguir ahondando en la desestacionalización, renovar destinos maduros, asegurar la conectividad aérea -especialmente sensible para Canarias y Baleares-, acometer mayores exigencias en el ámbito medioambiental, reforzar la formación profesional, completar la red de trenes de alta velocidad -al que llega la competencia privada y el bajo coste-. Y, esto es especialmente importante, no subir los impuestos.

En cierto modo, esta será la feria del Brexit, esa maleta mareada y mareante que ha regresado ya para quedarse. Con un Gobierno estable deberemos sabe cómo se va a acometer el control de fronteras, la asistencia sanitaria a los viajeros británicos, el roaming telefónico o - y crean en la importancia del tema-, el régimen aplicable a los animales de compañía -pues millones de viajeros del Reino Unido traen en vacaciones a sus mascotas a España-, etc. Cada grupo empresarial privado ha establecido sus tácticas, ahora hay que saber cómo responde la Administración central.
En general sigue faltando un Plan Estratégico para el sector turístico. Un gran rinoceronte, elegante, fuerte, experimentado, que aguanta envites tan irresueltos como la salida de Gran Bretaña de la UE, pero que no exprime todas sus capacidades.
Y unas últimas líneas para agradecer el trabajo que durante muchos años ha venido realizando Albel Matutes como Presidente de la Mesa del Turismo de España, su labor en el organismo ha resultado impagable para un sector que paga buena parte de nuestros servicios públicos.

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