Biden pide “sinceridad” ante una reunión con Kim Jong-un
Promete fortalecer la capacidad de disuasión de Washington y Seúl en la península coreana
El presidente de EEUU, Joe Biden, se comprometió ayer a fortalecer la capacidad de disuasión de Washington y Seúl en la península coreana y consideró que una cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, podría ser posible si éste se muestra “sincero” con respecto a retomar el diálogo sobre desarme. En la rueda de prensa tras la cumbre celebrada ayer en la nueva oficina presidencial de Seúl, Biden y su homólogo surcoreano, Yoon Suk-yeol, aseguraron que se comprometieron a seguir fortaleciendo la “postura disuasoria” en la península ante los repetidos avances armamentísticos que viene cosechando Corea del Norte.
Biden afirmó que trató con Yoon diversos asuntos de seguridad regional “incluyendo el hacer frente a la amenazas que plantea la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial de Corea del Norte) mediante un fortalecimiento aún mayor de nuestras postura disuasoria y trabajando para la completa desnuclearización de la península de Corea”.
La declaración conjunta que se emitió al término del encuentro asegura que ambos “reafirman el compromiso de EEUU de desplegar activos militares estratégicos estadounidense de manera oportuna y coordinada según sea necesario”. El texto también habla de “mejorar dichas medidas e identificar pasos nuevos o adicionales para reforzar la disuasión frente a las actividades desestabilizadoras de la República Popular Democrática de Corea”.
Durante la reciente campaña electoral para las presidenciales surcoreanas, Yoon habló incluso de volver a desplegar armas nucleares estadounidenses en el Sur, aunque luego se retractó y mencionó la necesidad de incrementar los activos estratégicos (desde bombarderos a submarinos) del Pentágono para hacer frente a una Corea del Norte que desde 2019 ha logrado importantes avances para su arsenal.
ESTRATEGIA DE “QUITA Y PON”
Pese al compromiso de Biden y Yoon de fortalecer capacidades de respuesta combinada y agrandar las maniobras militares conjuntas (que Pionyang detesta), lo reflejado finalmente en el texto apunta a que Washington sigue insistiendo más en una estrategia regional flexible de “quita y pon”, en cuanto al despliegue de elementos se refiere, para no soliviantar excesivamente a Pionyang.
Al ser preguntado sobre si estaría dispuesto a celebrar una cumbre con Kim Jong-un (tal y como hizo su predecesor, Donald Trump) y bajo qué condiciones, Biden afirmó que una eventual reunión con el líder norcoreano, dependería de si este es “sincero” y “serio” de cara a la reapertura del diálogo sobre desnuclearización, el cual está estancado desde 2019. La realidad no apunta en esa dirección; Pionyang no mostró en los últimos dos años ningún interés en retomar las conversaciones sobre desarme pese a las repetidas ofertas de EEUU para volver a sentarse a la mesa sin condiciones previas.
Es más, tras aprobar el año pasado un plan de modernización armamentística, el régimen realizó un número récord de lanzamientos de misiles este año, tal y como aseguran las fuentes desde Seúl y Washington. El régimen de Corea del Sur está preparado para realizar su primer test nuclear desde 2017.
El presidente estadounidense confirmó que Washington “ha ofrecido vacunas” a Corea del Norte ante la ola de contagios de covid de la que el régimen comenzó a informar la semana pasada, pero ni siquiera esa oferta, o una similar planteada hace unos días también por Yoon, sirvieron para obtener respuesta alguna por parte de Pionyang.
“No sólo a Corea del Norte, también ofrecimos vacunas a China, y estábamos dispuestos a actuar inmediatamente”, aseguró también el presidente estadounidense Joe Biden en referencia a la lucha de Pekín contra ómicron.
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