El jugador del Bayern, tercer vigués en ganar la Champions
Thiago, un campeón de 'casa'
Thiago Alcántara llevó el nombre de Vigo al cielo europeo tras ganar la Liga de Campeones
Thiago Alcántara nació hace 29 años en la pequeña localidad italiana de San Pietro Vernotico, a escasos kilómetros de Lecce, donde su padre, Mazinho, daba sus primeros pasos en Europa. Pero ya se sabe que uno no es de donde nace, sino de donde pace. Cuando el campeón del mundo se volvió mito en el Celta, Thiago, sus hermanos y su madre encontraron su lugar en el mundo. Había nacido un vigués. Más de dos décadas después, el mayor de los Alcántara, que lleva con orgullo el nombre de la ciudad allá donde va, lo paseó el pasado domingo en Lisboa como campeón de Europa, tras enlazar exhibición tras exhibición en la fase final de la Liga de Campeones para despedirse del Bayern con un triplete.
Ahora, emprenderá una nueva etapa en otro equipo en una carrera a la que estaba predestinado desde que nació, con un don único, imposible de adquirir entrenando. Y así lo evidenció allí por donde pasó en el área de Vigo. Primero en Los Abetos, con sus primeros pasos en el fútbol sala. Allí conoció a Antón de Vicente, con el que coincidió de nuevo en el Val Miñor pese a ser dos años más joven. "Lo subieron a jugar con nosotros en cadetes y en un partido en el Hogar, en campo de tierra, hizo lo que quiso. Sombreros, caños, bicicletas. Era un desmadre", recuerda el capitán del Coruxo.
Jaime Agujetas compartió vestuario con Thiago tres años en el Val Miñor. El futbolista del Alondras, también del 91, vivió en primera persona los chispazos de magia del campeón de Europa. "Ya se le veía que iba a triunfar. Era un espectáculo verlo jugar", rememora el zaguero del equipo cangués, que destaca que tenían "un equipazo" con la presencia también de Rodrigo Moreno, actual jugador del Valencia. "Estoy encantado de que haya llegado tan lejos", añade.
"Nunca jugué con un futbolista de semejante dimensión", explica De Vicente, que pone a su actual compañero Pedro Vázquez como algo más o menos equiparable -"de pequeño era un escándalo también", dice-. "Pero es que los controles orientados y las acciones técnicas que hace ahora, ya las tenía de pequeño", apunta el capitán del Coruxo sobre el don de su excompañero. "La calidad no se pierde", destaca Agujetas, que, no obstante, ve una clara evolución. "De pequeño era un 10 puro y ahora da gusto cómo pasa la escoba", apunta.
En ese sentido, con el descomunal talento del centrocampista vigués fuera de toda duda, los recuerdos se agolpan en la memoria de los que compartieron tiempo con él con detalles más relacionados con la persona que con el futbolista. "Me acuerdo de pasar buenos ratos. Desde cenas en Baiona a una noche de San Juan en mi casa. Siempre ha sido un chaval humilde, con saber estar", evoca De Vicente. "Es una grandísima persona", añade Agujetas, que se siente "muy orgulloso" de verle en la cima de Europa. "Vi la final y fue uno de los mejores del partido", apunta el zaguero vigués del Alondras.
Orgullo. Esa es la palabra. "Tuve una conversación con él cuándo se fue al Bayern en la que me decía que quería ser uno de los mejores del mundo. Lo ha conseguido", explica Antón, que le destaca como "jugador referencia" de Vigo y toda su área. "Lo que ha hecho Aspas es increíble porque es con el Celta y todos tenemos ese sentimiento. Pero a nivel mundial, el que más ha logrado es Thiago", comenta De Vicente sobre lo futbolístico antes de pasar a lo humano. "Tiene los principios, la educación y el nivel futbolístico para ser ejemplo para muchos niños. Es un orgullo y se lo merece", concluye. También para Vigo, que puede presumir de campeón de Europa.
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