Opinión

Yago, el santo de celeste

Todos los equipos de fútbol, grandes y pequeños, tienen su santoral, desde el Real Madrid, a cuyo estadio acudí desde niño de  la mano de mi padre socio 5.008 de la entidad, al Erizana de Baiona que yo veía saltar al campo de la Palma, un parque urbano los días de diario que se convertía, como por ensalmo, en terreno de juego los divinos días de partido.
Nadie duda que Steve Gerard es el Liverpool, una legenda viva y necesaria que en las tardes de Anfield y a los compases de You’ll never walk alone que entonan desde el Kop mirando al cielo ochenta mil fervorosas gargantas acompañando la voz  y las guitarras de Gerry and the Pacemakers, se refleja, esté donde esté, entre los jirones de niebla baja y los dorados reflejos de la lluvia sobre el cauce del río Mersey. Madridista como soy, cuando pronuncio el grito de guerra de mi equipo, suelo recrear la mítica figura de Alfredo vestido de blanco y dándola de tacón de espaldas a una portería cualquiera.

Hace unos días, conversando con un querido veterano de los que hicieron grande para siempre al Real Club Celta, coincidíamos en sospechar que a uno acaba gustándole mucho más la épica, la lírica, la magia y la historia del fútbol que el fútbol mismo. La viejas historias de fútbol son tan hermosas y esconden tanto sentimiento y tanta poesía que transmiten más placer que el partido mismo, sobre todo a estas alturas en las que los encuentros se juegan, por imperativo categórico, a grada vacía. La pandemia nos ha enseñado a que se puede concebir el fútbol sin la pasión en la grada, aunque el concepto no sea otra cosa que un sindiós que niega la mayor, todo menos el poder de los goles.

Es este un contexto para la reflexión, y no hay mejor reflexión que plantearse quién debe ser el jugador vestido de celeste que encarne para la eternidad todos los valores y caracteres que configuran al Celta y al celtismo. ¿Quizá, dice un amigo mío, Alexander Mostovoi el jugador con más clase y prestancia que ha vestido su camiseta? ¿Quizá el gran Manolo Rodríguez, el capitán que los manda?...

Yo no tengo duda. Para mí y para muchos más el Celta se llama Yago Aspas, esté en el campo o en el banco, esté participando o lesionado, esté en activo o se haya retirado ya. Toda la personalidad, el honor, la lealtad, el espíritu, el compromiso, la pasión, el amor, la lealtad, la fortaleza… que  anidan en un nombre, en una afición, en una idea común están en Aspas. Que nos dure mucho y que cuando toque, sepamos devolverle todo lo que  nos ha dado. Es Steve Gerard pero con acento de la ría.

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