JAVI RODRÍGUEZ. Entrenador porriñés

"Volveré a entrenar si sale algo que merezca la pena"

Javi Rodríguez entrenó al Oviedo hasta el pasado mes de marzo.
photo_camera Javi Rodríguez entrenó al Oviedo hasta el pasado mes de marzo.
Tras cinco temporadas en el Liberbank Oviedo, al principio como ayudante de Carles Marco y después como primer entrenador, Javi Rodríguez (O Porriño, 1979) fue destituido a principios de marzo y ahora ha decidido tomarse un tiempo de descanso hasta que aparezca una oferta irrechazable.

¿Después de cinco temporadas en el Oviedo Club Baloncesto, cuáles son ahora sus proyectos?
En principio, descansar y estar con la familia. Después de tantos años como jugador y como entrenador, en los que la familia siempre queda un poco al margen, ahora tengo un momento en el que quiero disfrutar de ellos y esperar a que salga una oportunidad interesante. Mientras tanto, quiero ver baloncesto, aprender, estudiar todo lo relacionado con este deporte, pero sin prisa a la hora de tomar una decisión de cuándo empezar a entrenar. Y si entreno, que sea en un sitio en el que esté a gusto y que realmente merezca la pena.

Entonces sí le gustaría volver a entrenar.
Sí, pero no tengo prisa. No voy a entrar en cualquier sitio ni en cualquier ciudad. Simplemente, si llega la oportunidad lo valoraré con la familia y si nos ilusiona a todos, entonces sí que aceptaré el reto.

Su destitución en el Oviedo se produjo unos días antes de la declaración del estado de alarma por el coronavirus y, al no haber descensos, el equipo salvó la categoría. ¿Cree que tuvo un poco de mala suerte en ese sentido?
No. Durante el año las cosas no fueron bien. Está claro que  el equipo no funcionaba. No conseguí dar con la tecla, no me encontré a gusto en ningún momento con el grupo. Siendo buenos chavales y buenos profesionales, no encajamos lo que yo quería con lo que ellos entendían que tenían que dar y al final la destitución tenía que venir porque era necesaria. Creo que era lo mejor para el club y para mí y me alegro de que esto se haya resuelto para bien para ellos. No me alegro de la pandemia, claro, pero sí de que hayan salvado la categoría. Para mí era importante porque he dejado allí buenos amigos.
¿Qué balance hace de esta primera experiencia como entrenador?
Muy positivo, tanto de ayudante como de primer entrenador. Yo he sido jugador profesional muchos años y ser entrenador es muy diferente, aunque te ayude haber sido jugador. Para mí ha sido una experiencia maravillosa en un sitio fantástico, donde me han tratado con mucho cariño desde el primer día, y es un proceso de aprendizaje: sirve para mejorar, para aprender de los errores, para valorar lo que has hecho bien y lo que has hecho mal y, si me dan otra oportunidad, ser mejor técnico de lo que he sido.

¿Qué momentos destaca de estos cinco años en el Oviedo?
El primer año fue fantástico. Teníamos un grupo maravilloso, gente muy profesional, con calidad, congeniamos desde el primer segundo. Ellos entendieron enseguida lo que yo les podía dar y viceversa. Al final acabamos cuartos y yo creo que si las lesiones nos hubiesen respetado, podríamos haber sido segundos en la liga regular. Jugamos el 'play-off' contra Ourense y fueron mejores, prepararon mejor la eliminatoria, y nos ganaron. Nos quedó un sabor agridulce, no por perder contra Ourense, que fue justo ganador, sino porque después de un año tan bueno como el que habíamos hecho, perder en la primera ronda nos dejó un poco frustrados y creo que nos afectó también para el curso siguiente.

Como jugador, ocupó siempre la posición de base, ¿qué jugador destacaría ahora en ese puesto en la Liga ACB?
Yo soy un poco romántico y me gustan los jugadores de equipo, los que hacen jugar. Entonces, hoy por hoy, los mejores que hay en la Liga ACB para mí son Campazzo y Marcelinho (Huertas). Son diferentes, pero los dos llevan el ritmo del partido, hacen jugar a los demás y son el timón de sus equipos. Es una maravilla verlos a ellos y cómo además implican a sus compañeros y los hacen mejores.
¿Y quién sería su referente como entrenador?
Yo tengo una relación muy buena tanto con Moncho Fernández como con Jaume (Ponsarnau). Son dos entrenadores que empezaron desde la nada, poco a poco, haciéndose su camino y su hueco, y para mí son dos técnicos de referencia, dos grandes amigos y unos fenómenos. Con filosofías diferentes, pero tienen una gran dedicación y una gran pasión por el baloncesto.

¿Qué le está pareciendo esta fase final de la Liga ACB con un ‘play-off’ exprés y el Real Madrid fuera de las semifinales?
Es un poco rara porque ver los partidos sin público resulta un poco soso. Y después, está un poco condicionada por los estados de forma, los jugadores que no han venido, las lesiones… Posiblemente haya estado bien haber hecho este torneo, que es interesante, pero al final queda un poco descafeinado. Creo que la Liga ACB no se merece un final así. Está claro que la pandemia ha trastocado los planes de todos los deportes, pero es lo menos malo que se podía hacer. Veremos quién es el ganador, pero yo creo que no refleja lo que ha sido la temporada: sin público, sin factor cancha, con jugadores que han estado tres meses sin jugar, otros que no han vuelto… Está un poco desvirtuada por la situación, aunque el formato me parece fantástico, acorde con cómo se tenía que terminar la competición.
El que está destacando es Alberto Abalde, ¿cómo ve al jugador vigués del Valencia?
Es un jugador que promete, con mucho talento. Tiene unas cualidades físicas increíbles para este deporte, tiene madurez… Yo creo que no es excelente en nada, pero sí que es muy bueno en muchas cosas. Entonces creo que es un jugador de futuro, para estar en la selección muchos años, y que necesitaba dar este paso. Siempre ha sido un gran jugador, pero en esta fase está demostrando todas sus cualidades. Es de los mejores nacionales para los próximos años y es una alegría que un gallego esté en lo máximo del baloncesto español.

¿Ha seguido al Porriño esta temporada?
Sí. Tengo amigos allí y, de hecho, uno de mis mejores amigos sigue jugando en el equipo. Tiene mucho mérito y ya no sólo por la clasificación, que en los dos últimos años lo han hecho muy bien, sino por lo que arrastra en el pueblo. La gente llena el pabellón y eso es lo más importante, que la afición se ilusione con un proyecto. La situación de los clubes en Liga EBA es precaria, pero por lo menos que sea identidad de un pueblo y que la gente se sienta orgullosa, que es lo que ha logrado el Porriño.

¿Se plantearía entrenar al equipo porriñés?
Honestamente, mi vida está en Gijón. Si estuviera viviendo en O Porriño, sí, me haría mucha ilusión. Yo nací aquí, empecé aquí y tengo muchos amigos, pero mi vida está en Gijón y después no sé dónde estará, aunque no me importaría que fuera en Galicia, por supuesto.

¿El coronavirus va hacer más difícil trabajar en el baloncesto?
Creo que va a afectar a muchas empresas, patrocinadores, equipos, jugadores, entrenadores… Encima, si no puede haber espectadores, eso va a repercutir en las arcas de los clubes. Es un problema muy grave, pero para toda la sociedad, no sólo para el deporte. Nosotros hemos sido jugadores profesionales, unos privilegiados, y yo creo que a quien más va a afectar es al ciudadano de a pie, al que tiene un bar, al que tiene un restaurante, una peluquería… Va a afectar a todos y al baloncesto también. Pero lo importante es que se dé una solución rápida, que podamos convivir como antes y que económicamente sea lo menos grave posible. n
 

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