Celta-Real Madrid

Vigo vivió de nuevo el leve terremoto madridista

Thibaut Courtois fue uno de los madridistas que se paró a firmar autógrafos a la llegada a Peinador.
photo_camera Thibaut Courtois fue uno de los madridistas que se paró a firmar autógrafos a la llegada a Peinador.
Decenas de aficionados fueron a recibir al equipo blanco al aeropuerto y al hotel
El Real Madrid, por muy mala pretemporada que haya hecho y pese a que última hora se dejó en el camino a su última gran estrella, Eden Hazard, siempre provoca un pequeño terremoto allá por donde va. Los aeropuertos se preparan para acomodar a los aficionados que, como el centenar de ayer en Peinador, quieren acercarse a las estrellas blancas en busca de un autógrafo o de una fotografía rauda en el pasillo que conduce a la expedición madridista desde la zona de desembarque hasta el autobús.
Son, en algunos caso, apenas segundos. Ves pasar a Bale ensimismado en sus cascos; a Carvajal contrariado por no poder jugar; a Ramos, como siempre, solícito con las solicitudes de los seguidores blancos; a Modric, Zidane o James, saludadores; o a Courtois amable. En minuto y medio, todo se diluye.
Pero la escena se repite unos minutos después en la entrada al hotel, aunque en este caso los jugadores no se detienen pese a los incesantes gritos de las decenas de aficionados allí presentes. Eso sí, unos pocos pudieron acudir después a la firma de autógrafos organizada ya dentro del edificio, donde los jugadores elegidos para atender a los aficionados fueron Militao y Vinicius. Los dos brasileños se mostraron solícitos.
Hoy, segundo y último capítulo del pequeño terremoto blanco, con Balaídos de epicentro.

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