Vigo genera cada vez menos basura convencional (la bolsa negra que se deposita en los contenedores verdes) y en cambio incrementa el porcentaje de residuos destinados a reciclaje, en concreto la "bolsa amarilla", donde se depositan bricks, plásticos y latas.
Las cifras que maneja la empresa pública Sogama (de la Xunta) señalan de forma clara una tendencia llamativa que parece consolidada. En 2017 Vigo movió por ferrocarril a Cerceda (en A Coruña) desde la planta de transferencia de Guixar un total de 117.000 toneladas, una cifra que ya era inferior a la de los ejercicios inmediatamente anteriores. En 2018 fueron 114.213 toneladas y en 2019, con datos que acaba de certificar Sogama, fueron 109.314.
Es decir, un descenso que se acerca al 10 por ciento en apenas dos años. Y en esta ocasión nada tiene que ver con una recesión económica, como sí ocurrió entre 2010 y 2013, cuando Vigo, como tras ciudades, redujo de forma sensible la producción de vertidos sólidos urbanos. Según Sogama, la causa estaría en la concienciación ciudadana con el reciclaje y la reducción de basura, que permite también reducir un 10% el canon que cobra la empresa pública al ayuntamiento, que tendría que repercutir en el ciudadano.
En sentido contrario, en sólo un año, de 2018 a 2019, la "bolsa amarilla", que también gestiona Sogama, ha incrementado en más de un 10 por ciento su "producción", y ha pasado de 2.876 a 3.223 toneladas, un salto que se considera que se podrá mantener e incrementar. A corto plazo Sogama instalará un nuevo contenedor, el "marrón", de orgánicos, de cara a incrementar la producción de abono mediante compostaje. Sogama abrirá una planta en la provincia.
