Opinión

Viento de Alemania

Empujados por el viento de levante que sopla desde Alemania, los abogados defensores de los presos por rebelión exigen a la nueva Fiscal General del Estado, María José Segarra, que modifique el auto de acusación desestimando el delito que el tribunal de Schleswig-Holstein no apreció por no haber sangre derramada.
Deben pensar los ilustres magistrados germanos que nuestra historia fratricida y sangrienta exige, también en el siglo XXI, la épica de sangre, sudor y lágrimas para romper la Constitución democrática.
Pero, lo cierto es que el simple rechazo alemán a la extradición por rebelión ha insuflado nuevos bríos al sector independentista, algo alicaído desde la entrevista de Torra con Sánchez en La Moncloa y la labor de paciencia sin límites que muestra el Gobierno socialista. Es tal el afán de distensión que se pasan por alto las afrentas al Jefe del Estado y las obcecadas declaraciones, asegurando que no pararán hasta que los presos y ("exiliados") fugados vuelvan a casa.
Solo el magistrado Llarena decidirá si acepta la entrega por el simple delito de malversación o prefiere que se quede en Alemania en busca. Pero no lo tiene fácil el juez porque, también en este tema, Pedro Sánchez parece decidido a agotar el cáliz de la paciencia y, ante el asombro general, declaró que lo importante era que "será juzgado en España".
Seguramente al presidente del Gobierno se le ha pasado por alto el pequeño detalle de que la acusación por malversación no lleva aparejada la suspensión de funciones por lo que, tras su paso por la cárcel y una vez restituido el dinero público malversado, podría ser nombrado presidente de la Generalitat. Y volvemos al punto cero.
No cabe duda de que, en semejantes circunstancias, Quím Torra dimitiría de inmediato dejándole el Palau al "legítimo", cuyas estancias no han sido franqueadas.
Así pues, una vez más, el destino se encuentra en las manos de LLarena. Y decían que había que buscar una solución política... Eso solo ocurrirá cuando la Justicia diga su última palabra. Porque el resto de acusados, los que no se escaparon de tapadillo, con nocturnidad y alevosía, no pueden ser juzgados por rebelión cuando al cabecilla, al jefe, al responsable, le sale gratis.
De momento, para demostrar que entre las distintas siglas que impulsaron el `procès` no hay fisuras, vuelven a salir a la calle para exigir la libertad de sus presos. Ahora en cárceles catalanas sin que el traslado haya suavizado ni un ápice la tensión.
Todo sigue igual porque las soluciones ni son fáciles ni son a corto plazo.

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