El declive de la marca comenzó con la cancelación del desfile tras las constantes críticas por la cosificación de la mujer y potenciar una imagen poco ajustable al resto de los mortales, además del rechazo a los cuerpos normales. A esto se suma el reportaje del The New York Times en el que se denunciaba acoso sexual y abuso de poder por parte de los directivos de la marca a las modelos.
En lo que muchos han considerados como una salida obligafa, L Brands ha vendido el 55% de la marca al fondo Sycamore Partners por algo más de 500 millones de dólares. El acuerdo de venta incluye una cláusula que deja fuera a Lexie Wexner, fundador de la marca y que tendrá que renunciar a su puesto de consejero delegado, aunque mantendrá un discreto puesto en la dirección.
Con esta venta se pone punto y final al cierre de una era, que comenzó brillando con sus ángeles y ha terminado en los infiernos.