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Dos vecinas de Coia reciben los pulmones de un mismo donante

Peregrina Lorenzo (izquierda) y Mercedes Ruiz, a la puerta del hotel de pacientes de A Coruña.
photo_camera Peregrina Lorenzo (izquierda) y Mercedes Ruiz, a la puerta del hotel de pacientes de A Coruña.
Peregrina Lorenzo y Mercedes Ruiz, vecinas de Coia, recibieron los pulmones de un mismo donante y fraguaron una amistad de "hermanas". "Ahora nos sentimos más jóvenes y cogimos las riendas de nuestra vida", aseguran

 Las viguesas Mercedes Ruiz y Peregrina Lorenzo se acaban de someter a un transplante de pulmón en el Complejo Hospitalario de A Coruña. Eran los órganos de un mismo donante y ahora se sienten “hermanadas” por esto. Su vida cambió por completo gracias al gesto altruista de una familia anónima. Pasaron de estar las 24 horas del día conectadas a una máquina a poder respirar por sus propios medios. Ahora se sienten “más jóvenes” y quieren recuperar el tiempo perdido.

La historia de Peregrina y Mercedes, Pili y Mili como las llaman cariñosamente en A Coruña, está llena de casualidades. Además de recibir los órganos del mismo donante: el pulmón derecho Peregrina y el izquierdo Mercedes, es raro que estos pacientes se conozcan (solo pasa una o dos veces al año). Además, se da la circunstancia de que ambas vivían muy cerca en el barrio vigués de Coia, tienen una edad parecida (60 y 62 años) y padecían una fibrosis pulmonar. “La vida es un pañuelo”, comentaban. 
Los familiares de ambas mujeres se conocieron en la sala de espera mientras las estaban operando y comprobaron que una hija y una nieta habían coincidido al colegio Seis do Nadal. Peregrina y Mercedes se conocieron en la sala de reanimación y ahí comenzó una bonita amistad. El propio hospital fomentó que estuvieran juntas porque les dieron habitaciones contiguas, en la planta 11 y en la 6. Las dos mujeres se convirtieron en un apoyo constante, se animaban una a la otra en momentos bajos, se contaban el cambio que estaban experimentando, se visitaban una a la otra, iban juntas al fisioterapeuta y en los últimos días cuando estaban ya en el hotel de pacientes quedaban por la mañana y por la tarde y daban paseos cogida del gancho.
 Por eso, cuando les preguntan si en Vigo seguirán viéndose dicen que sí y que si les dejan irán a la discoteca. Con esta broma demuestran lo mucho que les cambió la vida el transplante: “ahora nos sentimos más jóvenes, podemos respirar, salir, caminar, para nosotros era prohibitivo”, explica Mercedes, que ayer recibió el alta.
 Por su parte, Peregrina siente que volvió a nacer el pasado 25 de agosto cuando la llamaron para el trasplante. “Volví a coger las riendas de mi vida, respiro por mí misma, puedo andar, antes daba cuatro pasos y me asfixiaba. Aquello no era vida, luchaba por seguir pero había momentos en que te daban ganas de tirar la toalla”. Cuenta que incluso tareas como hacer la cama le costaban casi una hora. Ponía la sábana de abajo y tenía que pararse a descansar. Mercedes estaba viviendo la misma situación, en casa solo lavaba los platos porque sus pulmones no le permitían afrontar el resto de tareas.n

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