De cuando en cuando alguno que está muy contento pues dice que sabe de arriba a abajo a toda la ciudad de Vigo con sus longos aledaños y, en fin, la city, Y, y de cuando en idem mete la pierna y se equivoca.
Y no se puede tratar ofensivamente porque saberse las rúas de la historia de Vigo, suele ser dificilillo y no por culpa de él sino de la mayor parte de los que aquí vivimos y los otros (los antepasados).
Y a la llamada amorosa de este “arrepentío”, que solemos ser todos, me meto en la operación de ir acordando como se menean los antiguos –muertecitos- y los otros -los vivos, pero bastante sabios, la verdad sea dicha. ¿Imos?
Lo que si es cierto es que nuestros muy antiguos andaban por el Areal, Canadelo, y Teis y antes los del monte del Castro que fueron los más decididos a habitar aquella zona. (¡Toma! Y si no, ¿dónde?
No es que hubiese muchas zonas donde estar, pero bastaba con lo que había que al usarse se acercaba en la lengua más sencilla y con más fácil visualización propia, repetida y vale. ¿dónde? Donde se originaba lo práctico para vivir: en el Monte del Castro. y de esto charlaremos.
Lo bueno es que por allí se situaron los primeros que luego serían los precedentes: los castresos (con equis= castrexos), seres del monte que servía para defenderse.
Los vigueses llegamos más tarde de manos de los señores “vicus” que sabían latín y lo “ medio- enseñaron” a los castrexos..
En fin; en la entrega próxima seguiremos con más cosas (¿de plomo?, sobre el desarrollo urbano de Vigo?)