Opinión

La universidad baja del monte

H ace ya muchos años, 25 al menos,  se puso de moda un lema que según sus promotores venía a resumir el desastre en que se había convertido la planificación de Vigo: “La Universidad en el monte y la basura en el centro”, a cuento de la famosa empacadora en Guixar. Hay que decir que tenían razón, pero justo al revés de lo que planteaban: que la basura se empaquete desde el centro, en una planta cerrada y que no provoca ni olores ni molestias, al lado de la vía del tren y la autopista, fue todo un acierto para agilizar la gestión de residuos sólidos y cerrar el vertedero del Zondal, siendo Vigo la primera ciudad gallega que acabó con los basureros. En cuanto a la Universidad, lo mismo: gracias a que el campus central se instaló en Zamáns hubo espacio de sobra para su desarrollo y ampliación. Desde que se creó la Universidad de Vigo a finales de los ochenta se han construido numerosos edificios docentes y sobre todo centros tecnológicos y complejos de investigación. En el centro de la ciudad habría sido muy difícil, por no decir imposible. Pero....  también es cierto que ha llegado la hora de que la Universidad de Vigo tenga más presencia, visible, en el cogollo urbano de la Muy Leal. La controvertida marcha del Rectorado desde Areal al Campus parecía casi como levar anclas y abandonar la ciudad y ha llegado el momento de revertir la situación. El desde hoy rector en funciones, Salustiano Mato, fue el primero en advertir sobre que era necesario afianzar la actividad en el centro, lo que llevó a tomar tres decisiones. Por un lado, mantener la estructura existente en Torrecedeira. Por otro, apostar por el Campus Mar, que se extenderá por la ETEA. Y sobre todo con los edificios universitarios de la Ribera del Berbés, donde se prevé abrir un despacho del rector que además servirá para dar impulso a la capital de Vigo. Continuará...

Te puede interesar