Opinión

Un paso al frente

Se atribuye a Voltaire la idea según la cual sólo deberíamos tomarnos en serio aquello de lo que nos podamos reír. Obvio resulta decir que por sus circunstancias biográficas el genio de Ferney no tuvo ocasión de conocer la deriva definitivamente cómica de la política catalana de nuestros días.
Hace ya más de dos meses (21 Diciembre) que se celebraron elecciones autonómicas y ni hay acuerdo para formar "Govern" y ni se sabe quién será el próximo presidente de la "Generalitat" visto que Carles Puigdemont, el primero de los candidatos de los separatistas, sigue prófugo de la justicia; Jordi Sánchez, el segundo, está preso y en situación de probable inhabilitación y el tercero en la reserva, Jordi Turull, también tiene cita en los tribunales. Como digo, hay que tomárselo en serio porque es de risa. Pero es lo que hay a sabiendas de que la falta de seriedad que impregna la política catalana promueve la desesperanza.
Los separatistas juegan al "cuanto peor, mejor", la vieja consigna leninista. Inventan agravios que empañan la imagen de España en el exterior -sería el caso del relato de los supuestos presos políticos-, y creen que eso les favorece. Alargan las negociaciones para pactar un gobierno en la idea de que al prolongar los tiempos mantienen vivo el "procés". Le endosan a Rajoy (Gobierno de España, Artículo 155) la responsabilidad de todas las carencias que padece Cataluña pero esconden que la sanidad, la educación y parte del cobro de tributos están transferidos. Alguna de esas materias son competencia de la "Generalitat" desde hace más de treinta años.
Es un juego de imposturas al que el presidente del "Parlament" (Roger Torrent, ERC), debería poner fin convocando un pleno respetando lo dispuesto en el Estatuto de Autonomía. Pero no quiere hacerlo porque forma parte de la trama secesionista.
Así las cosas y para poner freno a la farsa de sustituir a Puigdemont por Sánchez, a éste por Turull y a Turull por el siguiente de la lista, parece llegada la hora en la que Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, el partido con mayor número de diputados, debiera postularse como candidata para presidir la "Generalitat". La hora de dar un paso al frente que al margen de las conveniencias de partido tendría la virtud de poner en marcha el reloj parlamentario. La aritmética parlamentaria favorece a los separatistas, pero la razón y el patriotismo constitucional estarían de parte de quien según reflejan las encuestas es la dirigente política mejor valorada en España.

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