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Trajes y tablas desinfectadas para un verano de surf en Patos

Adrian Seoane desinfecta junto a dos monitores una de las tablas de surf recién salidas del agua.
photo_camera Adrian Seoane desinfecta junto a dos monitores una de las tablas de surf recién salidas del agua.
Las escuelas del arenal nigranés se adaptan e imparten clases a diario con sólo 18 alumnos
nnn Grupos reducidos de no más de 18 personas con un ratio de seis alumnos por monitor, uso de mascarillas antes y después de cada baño, desinfección de tablas y trajes al salir del agua, gel, un recorrido que marca una dirección concreta dentro de las instalaciones, además de un canal de acceso balizado hasta primera línea. Así es la nueva realidad, a grandes rasgos, para alguna de las cinco escuelas de surf que operan desde el arenal nigranés de Patos. 
Unas medidas que en un primer momento ralentizan la logística de funcionamiento de las entidades deportivas pero que en la práctica mejoran la calidad del servicio ofrecido ya que la atención que recibe el alumnado es más individualizada. "Los ratios con los que trabajamos son los mismos, sin embargo antes de la pandemia los grupos en general podían llegar a superar las 40 personas", explicó a este diario Adrian Seoane Pampín, gerente de Prado Surf Escola. Y es que las pautas establecidas con el fin de velar por la seguridad en un contexto que tiene como telón de fondo la prevención de contagios por coronavirus, forman parte de la vida cotidiana de la gran parte de ciudadanos. 
Esta es una de las que se encuentran en primera línea de playa que  al estar enmarcada en el epígrafe de turismo activo tuvo la posibilidad de abrir con la entrada en vigor de la fase 1. Lleva en funcionamiento desde el 15 de mayo y lo que detectaron es que su alumnado, la gran parte formado por niños, "llega al complejo deportivo con unas ganas enormes de hacer deporte y estar al aire libre". Las previsiones de este centro son buenas aunque cuando llega el verano reciben las solicitudes de semana en semana, con lo que sus estimaciones en función del momento se vuelven impredecibles. "Tenemos mucha gente que está de veraneo de zonas como Madrid, muchos de ellos con segundas residencias en propiedad. Primero se instalan y cuando tienen todo bien atado vienen y se apuntan a clases o al campamento", aclaró. No obstante Seoane estima que en términos de ocupación no se verán muy resentidos respecto al verano de 2019 porque al aumentar frecuencias logran casi el mismo volumen de personas al cabo del día. "Podemos llegar a impartir clases a 80 o 90 alumnos en una jornada, frente a los 110 de la vieja normalidad", aclaró. 
El recorrido establecido para entrar y salir de las instalaciones hacia la arena les garantiza el mantenimiento de las distancias de seguridad, que una vez en el agua se mantienen sin problemas gracias a las dimensiones de la propia tabla. Quizás las modificaciones más acusadas se realizaron en el calentamiento previo a la práctica, además de la propia logística en la que predomina el acotamiento de espacios, recorridos en una sola dirección, cartelería y dispensadores de gel. "Ahora ya no hacemos actividades de contacto en la arena sino que mantenemos una separación. En los campamentos es más de lo mismo con el añadido de la mascarilla en todo momento, en las escuelas son obligatorias también pero sólo en espacios cerrados", explicó. n

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