La Orquesta Sinfónica de Galicia ofreció el segundo concierto de la temporada en Beiramar con Slobodeniouk a la batuta
El concierto para violín en re mayor de Tchaikosky fue la propuesta estrella que la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) tenía preparado para su concierto de ayer en Beiramar. Ante un aforo completo, la agrupación acompañó a la solista invitada, la violinista Baiba Skride. Compuesto en 1878, es considerada una de las piezas más complicadas para este instrumento y el único concierto del autor para violín. Skride hizo justicia a las dos características esenciales de la pieza: el virtuosismo y la belleza de la melodía. El final de concierto derrochó energía y brillo, tal y como fue concebido por el compositor.
La propuesta de la OSG hizo un recorrido por otros estilos clásicos. Así, bajo la dirección de Dima Slobodeniouk, el repertorio se completó con dos compositores muy diferentes. Comenzó la velada con una pieza del barroco tardío del alemán Haydn, la sinfonía número 94, conocida como “La sorpresa” para cerrar el repertorio de forma muy diferente. El cierre del concierto llegó de la mano del húngaro Bela Bartók y su obra neoclásica “Música para cuerdas, percusión y celesta”.
Con la instalación de la concha acústica en el Auditorio, la sala se suma el circuito vigués de música clásica. En su programación recoge dos citas más con Tchaikovsky: con el ballet “Cascanueces”, con la compañía del teatro Bolshói el 29 de diciembre y el concierto de “El Lago de los Cisnes”, de nuevo por la OSG el 24 de marzo. n
