Opinión

La supuesta burbuja inmobiliaria

Los precios de la vivienda empiezan a subir, tanto de compra como de alquiler, aunque no lo hacen de la misma manera en los mismos lugares. En las últimas semanas se está creando la sensación de que estamos si no viviendo ya, sí al borde de provocar una nueva burbuja en el sector inmobiliario. Parece que hay muchos interesados en la izquierda en que esto suceda, ya que eso les anima a seguir más aún en su falso y torticero discurso de los malvados especuladores que están abusando de la gente mayor y de los jóvenes. Esto les permite lanzar ideas dirigidas a controlar el mercado y hasta a redirigir el ahorro de los españoles. Sin embargo, en realidad lo que está pasando en las grandes ciudades, sobre todo Madrid y Barcelona, y en otros ayuntamientos o comunidades autónomas dirigidas por la izquierda es que se está limitando la construcción de viviendas, amenazando con poner nuevos impuestos, con expropiar viviendas que el propietario por mil razones tiene vacías. Estos radicales enemigos del mercado, algunos por cierto multi propietarios, quieren convencer a la gente que la vivienda es un derecho y que el que ha conseguido tener una o varias es un malvado insolidario que tendría que hacer con ellas lo que le digan, al precio que le digan o se la quitan.
Carmena, Colau no se dan cuenta, o se dan demasiada pero hablan para su peña, que atornillar a los propietarios de viviendas en alquiler, regular el mercado con ayudas a los arrendadores o más impuestos a los arrendatarios sólo conseguirá que suban más los precios. Es una cuestión de oferta y demanda. España como todo el mundo sabe es un país de propietarios. Entorno al 80 por ciento tiene una vivienda en propiedad, por lo tanto el problema se reduce bastante con respecto a otros países de nuestro entorno. La solución, y esto vale también para el Gobierno y sus planes de vivienda, no pasa por dar ayudas a los jóvenes, y menos jóvenes, menores de 35 años, sino por dar más seguridad a los propietarios para que viviendas ahora vacías salgan al mercado.
En todo caso, y aunque se va abriendo en España la cultura del alquiler, hay que insistir sobre todo en el tramo joven y más si aún viven con sus padres. El centro de las ciudades cada vez menos va a ser un lugar para vivir. Ya lo estamos viendo en grandes ciudades del mundo. Vivir en la periferia o en barrios alejados del centro, pero bien comunicados, es la opción. No es un drama que un joven que se quiera independizar tenga que irse a vivir a barrios madrileños como Pueblo Nuevo o Carabanchel o municipios como Rivas o Alcorcón o Móstoles donde los precios son más asequibles. Levanten el veto a grandes operaciones como Chamartín, dejen en paz a los propietarios, aumenten la seguridad jurídica, luchen contra la "okupación", limpien los barrios, no metan las manos en el mercado y verán como los precios de los pisos, sobre todo de alquiler, se ajustan solos.

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