memorial quino salvo

El sueño ACB empieza hoy

El pabellón de As Travesas registró una buena entrada con la gente concentrada en las gradas laterales.
photo_camera El pabellón de As Travesas registró una buena entrada con la gente concentrada en las gradas laterales.
Caballero mantiene la propuesta de un equipo masculino y la afición aplaude el reto
Aíto no podía fallar. Ni su defensa. Y menos con Epi, quien fue su jugador franquicia en el Barça, viéndolo en la grada. El técnico ganó la Supercopa en Vigo en 1987 (91-88), perdió los cuartos de final de Copa del Rey ante el Tau en 1993 y, veinticinco años después, ha vuelto para imponerse en el coliseo. El único, el que atesora tanta carga de historia baloncestística que abruma. “Vigo tiene que tener un equipo de básquet en la división máxima”, ha vuelto a sostener Abel Caballero. El alcalde recupera el optimismo a través del trabajo de la directiva que preside Ramón Lago. la realidad es que la directiva que preside Ramón Lago en la Asociación Quino Salvo trabaja a medio plazo sobre propuestas de LEB Plata y Liga EBA que necesitarán respaldo privado.
Las palabras del regidor fueron correspondidas por el público. Lo mismo que su definición de Quino Salvo, conocida gracias al relato de sus amigos y de quienes lo vieron jugar: "Un deportista genial con condiciones únicas". La afición estuvo fina. El triple sigue siendo el rey, pero la admiración se la llevaron los gorros, alguno espectacular, de un partido con alto ritmo e intensidad. Y el mate volador de Spires cortesía de un balón al cielo de Calloway… contestado después por la fuerza de Nwoko, apoteósico además de excelente jugador. Mientras, Vassileadis estuvo como Grecia en el Mundial, es decir, desaparecido.
Aíto había perdido en Vilagarcía contra los santiagueses en 2018 (74-68) y el viernes (81-80), pero esta vez les devolvió la moneda. Tanto que la afición solo animó tímidamente a los gallegos. Era una noche interesante. Agustín Alejos, Shelley Cronau, Alberto Abalde, Tomás Alonso, Augusto de la Concepción… Presente y pasado se citaron una vez más en el Central de As Travesas, cada vez con mejor lifting gracias en esta oportunidad al Mundial júnior de balonmano. El Central estrenó los relojes de 24 segundos (necesarios para el baloncesto, pero no para el balonmano) y los marcadores electrónicos se rindieron por fin al baloncesto de elite. Los Fernández y García (entrenadores de Obra y Alba) o Muñoz aparecieron en las pantallas entre un inmenso mar de apellidos multinacionales. 
La organización apostó por hacer más cómplice y participativo al aficionado. Funcionó. El que no carburó fue el "Obra". n

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