Opinión

Sudando mientras cruzan la ciudad

En plena efervescencia del “ferragosto” llama la atención ver pasar por el centro de Vigo y por las carreteras entre A Guarda y Coruxo a grupos de peregrinos sudando mientras recorren el Camino Portugués de la Costa. Hace cuatro años apenas existía, entre otros motivos porque no era oficial y eso cuenta mucho a la hora de animarse a realizar de 150 a 300 kilómetros hasta Santiago. El apoyo del Amigos de los Pazos resultó fundamental para que la Xunta finalmente incluyera el itinerario al mismo nivel que el resto, y eso ha supuesto su despegue. En 2016 hubo unos 2.500 usuarios. El año pasado fueron 7.000 y este alcanzarán los 10.000, pese a que está casi todo por hacer, incluyendo una señalización adecuada del Camino, que lleva a que muchos se pierdan al cruzar el centro en dirección a Redondela. La Xunta y la Diputación se pusieron de acuerdo para promocionar y marcar el sendero y el Concello anunció en varias ocasiones que colocaría los mojones por su cuenta, pero no ha sido así. También falta el albergue, que ya se sabe que estará en el Berbés, un lugar más que adecuado por tratarse de la auténtica cuna de Vigo y el barrio que más cuidado necesita. Estará en la fachada de la Ribera, todavía decrépita pero con curación a la vista: la sede institucional de la Universidad de Vigo y  el hostal de peregrinos darán nueva vida a la vieja Burbida, donde según los último trabajos de los historiadores los romanos fundaron su asentamiento, al pie del monte y castro de Bico. El Camino Portugués de la Costa, que parte desde Oporto y se une con la ruta lusa del interior que pasa por Braga en Redondela, es una pieza que encaja en el puzle del turismo vigués, nada despreciable en sus cifras. El convencional mueve 800.000 pernoctaciones hoteleras al año; Cíes suma hasta 300.000 visitantes y los cruceros alcanzaron 250.000 desembarcos en sus mejores momentos, aunque ahora apenas 170.000 porque la competencia aprieta cada vez más. Nadie podía imaginar 10.000 peregrinos a  Santiago por Vigo. Y esto parece sólo el principio. Continuará... 

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