Cartas al director

Sírvase usted mismo

Ahora se suele hablar poco o muy poco de la Biblia, me refiero más bien a los de clase media que hace unos 70 años si empezabas  por comprar cuatro libros, la Biblia  sería  la preferida, que se comentaría preferentemente a la salida de actos o manifestaciones religiosas.
Y viene al caso que yo, casado y con  un niño fuimos de vacaciones a nuestra aldea. Allí me encontré con unos viejos familiares entre ellos un joven sacerdote muy apuesto que hablaba dos o tres idiomas, destinado en el Vaticano, y a los dos o tres días de nuestra presencia en la aldea tuve que venir a Vigo al que invité a que me acompañara aceptándolo con agrado.
Entonces en mi piso, donde tenía un apartado con algunos libros entre ellos dos Biblias, le veo a él rebuscando allí y me quise   disculpar con la evangelista diciendo que era por conocer otra forma de pensar. ¡Paco (me dice), esto es una forma de adquirir cultura!, y cuando quise hacerle algún comentario de la católica  nuevamente me dice: ¡Paco, todo esto es como si no crees o no vas a los actos religiosos, con tal de que todos tus actos sean de buenos cumplimientos ahí está la verdadera religión!.
Volviendo a la forma de pensar o de creer, digo yo que efectivamente sobre la religión hay muchas formas de interpretarla. Ahí tenemos en Transilvania por ejemplo a los que van falleciendo, naturalmente los entierran pero a los pocos días, no sé cuantos, los levantan y con una pica les pinchan el corazón y los vuelven a enterrar, para asegurarse que no se conviertan en vampiros y que no hagan daño a los vivos. Nos disculpe el conde Drácula.
Como vemos la mesa puede ponerse para todos los gustos: Hace unos cincuenta años en viaje a la India nos sorprendió desagradablemente ver como quemaban a los difuntos en piras para echar seguidamente sus cenizas al Ganges. Espectáculo para nosotros muy desagradable. Hoy ya lo estamos viendo aquí con más recato.
Igualmente hay países sudamericanos que las familias el día de difuntos van a comer a los cementerios poniendo la comida sobre las tumbas de los familiares y compartiéndola con los que allí se encuentran.