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De Siria a Vigo y ahora en la calle

Robert, el refugiado sirio, fotografiado por Juan Carlos Mohr en Madrid.
photo_camera Robert, el refugiado sirio, fotografiado por Juan Carlos Mohr en Madrid.
El fotoperiodista Juan Carlos Mohr publicó en Twitter el encuentro con Robert, un refugiado que tras trabajar en un astillero de la ciudad busca ahora una oportunidad en Cádiz, una historia de lucha que se ha hecho viral

El drama de la guerra de Siria y la lucha de los refugiados que llegaron a España tiene cara una vez más gracias a la publicación de Juan Carlos Mohr en su perfil de Twitter. El fotoperiodista compartió con sus seguidores su encuentro en parque madrileño con Robert, un refugiado sirio que anteriormente había trabajado en un astillero vigués. “Esta mañana me encontré en el parque a Robert, refugiado sirio, me pidió un cigarro y hablamos un rato. Me contó su historia: lleva cuatro días en Madrid durmiendo en la calle. Viene de Vigo, donde trabajó en los astilleros y ahora quiere ir a Cadiz a ver si allí encuentra trabajo”, escribía Juan Carlos, dando inicio a un hilo que ha sido compartido por cerca de 2.000 personas en esta red social.

Robert, cuenta el fotoperiodista, le explicó cómo había llegado desde Siria, país asolado desde hace años por la guerra, que viajó con sus dos hijos “que ahora están en Francia, cómo se lanzaron al mar en neumáticos y sus hijos sin saber nadar, la gente que vio morir y los familiares suyos que han muerto”. 

Juan Carlos Mohr lleva años documentando las penurias que sufren personas como Robert en las rutas que utilizan los refugiados para escapar de la tragedia y le mostró uno de los videos que grabó, llegando a emocionar al sirio. En la media hora que pasaron juntos, Robert le contó que no acudía a organizaciones a pedir ayuda para no dormir en la calle porque “son pequeños parches y que lo que el necesita, es trabajar” y que buscaba una oportunidad en los astilleros de Cádiz porque “alguien le dijo que allí sería posible y que el frío no era tan intenso como en Madrid para aguantar las noches”. 
Al refugiado sirio le habían robado el móvil la noche antes, siendo el único medio para contactar con la familia que le queda y Juan Carlos vivió a su lado cómo en ese mismo parque varios agentes de la Policía Nacional les identificaban, una situación que Robert le indicó que ocurría a menudo a pesar de tener los papeles de refugiado, llegando a cachearle.
Antes de despedirse, el fotoperiodista le dio algo de dinero para que pudiese llegar a Cádiz y contó que “se puso a llorar abrazándome, me pidió mi teléfono para poder agradecérmelo algún día”.
Juan Carlos contó a Atlántico que las muestras de solidaridad no cesaron tras publicar el hilo, con decenas de personas prestándose a ayudarle. Ahora, Mohr espera recibir pronto la llamada de Robert, contándole que finalmente ha logrado su anhelado empleo en los astilleros gaditanos. 

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