Opinión

¿Qué sabemos de nuestros alcaldes republicanos?

Buenos están los tertulianos hoy, o mejor dicho ayer, con estos líos político-administrativos y de búsqueda personal de buen cargo, si se divide el país este que aún llamamos España, como se ve, y en donde, con todos los respetos, se puede cantar libremente lo de “baixando la fonda al gat unha noia e unha noia” etc., con permiso del futurísimo presidente de una nueva nacionalidad en la ya casi decidida nueva nación por Catalunya, cercana –cercanísima- que hace pensar mucho si no se podrá hacer eso con “el patio de mi casa que es muy particular y cuando llueve se moja como los demás”.

Tengo la sensación de que este escrito podría ser el himno de ese pedazo de la patria hispana y… Me dicen los colegas tertulianos que mejor es callar pues se exponen a una lucha fraternal , ¿o no?

Como uno de los colegas está harto de los “nanos” -enanitos patrioteros –nombre que se da a quienes “a lo hitleriano” quieren llenarse de gloria y de estupideces del pueblo sencillo para él y sus ideas engendradoras de cabezas hueras, salvo de las de sus postparidores napoleónidos catalanes y de trozos chiquitos con sueños engendradores apoyando el momento y utilizando las pobres gestiones de quienes se han situado entre los creadores de tebeos.

Eso sí que si: creyendo los babiecas lo que parece extraordinario, que es en donde se agarran, como clavos grandes, en paredes débiles que (pre) suponen riquezas y mejor buen vivir como bien situados y ricos de sano oír y soñar pues creen a cuatro pies juntitos los bellos pero falsos (aunque ellos bien soñados pues cualquier perorata bien terminada arranca posibilísimas glorias inexistentes.

Y el pueblo, nadie lo dude, se tragará las mentiras apoyadas y enviadas por caminos falsos (solo los discursos de los jerifaltes parecen verdades). Cuando se derrumbe por ley el montón de falsedades, el pueblo sencillo no podrá ni llorar su engaño. El que le ofrecen.

(Y ahora dirán ustedes: ¿Dónde están los alcaldes republicanos? Verdad. Los contaremos el próximo jueves. Antes, para cumplir, les dejaré el nombre del primero de ellos: Don Enrique Blein Budiño, que tomó posesión el 15 de abril de 1931 hasta el 18 de septiembre. Era procedente de La Ciota, en la Provenza de Francia.

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