CELTA

"Roja, roja", brama Balaídos

La grada se indignó con las dos expulsiones a distancia sufridas por el Celta en una jornada especialmente calurosa.
photo_camera La grada se indignó con las dos expulsiones a distancia sufridas por el Celta en una jornada especialmente calurosa.
La afición celeste terminó el partido orgullosa del equipo y enfadada con el arbitraje
Balaídos no se enfadó ayer con su equipo por la derrota. De hecho, lo despidió entre aplausos pese al 0-2 final y a que es la segunda derrota que presencian en casa en lo que va de temporada. Los 18.259 espectadores que se acercaron ayer al recinto municipal, bajando del listón de los 20.000 que se habían superado tanto contra el Real Madrid como ante el Valencia.
El cabreo, el gran cabreo que se llevó ayer el celtismo, fue con la actuación arbitral, tanto la presencial como la realizada a través del VAR desde Madrid. Las dos expulsiones, trufadas ambas de una larga espera para que el colegiado se acercase a la banda a deliberar con el vídeo, enervaron el ánimo de los presentes, que habían iniciado la calurosa tarde presenciando el abrazo fraternal entre el técnico celeste, Fran Escribá, y su homólogo del Granada, Diego Martínez, un recién llegado a la categoría que, además, volvía a casa muchos años después.
Pero enseguida cobró protagonismo el vídeo arbitraje. A los diez minutos, Jorge Sáenz fuera. A los 28, Fran Beltrán siguiendo el mismo camino. Y la grada de pie, pitando, gritando, vociferando, bramando... Los nervios se destemplaron y hasta hubo algún conato de enfrentamiento entre aficionados. La tensión se disparó y, con inteligencia, el celtismo la supo dirigir hacia la ironía: "Roja, roja, roja", gritó cuando Santi Mina vio una amarilla.
En el descanso, mientras se lamentaban por la novedosa ley del talón, los clásicos del lugar recordaban aquel éxito ochentero que rezaba "Video killed the radio star". Ayer, en Vigo, el trasunto, después reafirmado por Fran Escribá en la sala de prensa, fue: "Video killed the football star". El manido "nos estamos cargando el fútbol" fue de boca en boca.
Pero todavía quedaba la satisfacción de ver al equipo pelear contra la adversidad y, pese a estar con dos menos, acabar el partido con  la posesión en su poder y buscando la portería rival. Hubo orgullo tras el cabreo.n    

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