Opinión

Rivera tiene la llave

No será fácil resolver el endiablado sudoku que han dejado las urnas autonómicas y municipales. Quién ha ganado, puede perder. El PSOE fue el partido que obtuvo más votos pero con la excepción de Castilla-La Mancha y Extremadura o en los ayuntamientos de Vigo o Sevilla dónde consiguió la mayoría absoluta, el resto del mapa post electoral se asemeja a una de esas mesas de Estado Mayor llenas de banderitas de diferentes colores que hemos visto en las películas de la II Guerra Mundial.
Aquí no hay guerra, pero sí vencedores que pueden resultar vencidos por obra de los pactos entre segundos y terceros actores. El PSOE ya pasó por ese calvario en Andalucía donde conseguir la lista más votada no le ahorró a Susana Díaz el cáliz de la oposición. Algo similar ocurrió antaño en el Ayuntamiento de Madrid con Esperanza Aguirre. O en Santander donde el PP vio cómo un pacto entre los socialistas y el Partido Regionalista convirtió a Miguel Ángel Revilla en presidente de Cantabria.
El cortejo ha empezado y hay tres o cuatro enclaves que pueden marcar la temperatura de las presiones que está recibiendo Albert Rivera para que Ciudadanos actúe de comadrona -ora a favor del PP, ora con el PSOE- haciendo suyo el método socrático de la mayéutica para alumbrar alcaldes o presidentes de comunidad allí dónde sus votos son decisivos. Sería el caso de Madrid (comunidad y ayuntamiento), las comunidades de Aragón, Murcia y La Rioja o en los consistorios de media docena de capitales de provincia. Según fuentes próximas a Rivera, están teniendo muchas presiones de unos y de otros. Para aparentar un distanciamiento imposible, según anuncio de Inés Arrimadas, Ciudadanos ha creado un "comité de pactos". Un órgano que al colegiar las decisiones puede contribuir a rebajar esa tensión.
Pero cualquiera puede ver que de la misma manera que a Rivera y a los suyos muchos de sus electores no les perdonarían que después de todo lo que han dicho de Pedro Sánchez a lo largo de la campaña, al final, apoyará a Ángel Gabilondo para ser presidente de la Comunidad de Madrid a cambio de que el PSOE votara a Begoña Villacís para ser alcaldesa de la capital, también hay otro sector de Ciudadanos que tomaría nota -y no sería favorable- si, al final, fueran de la mano del PP y de Vox a la hora de resolver el sudoku que dejaron las urnas del pasado domingo. Sólo a cambio de cuotas de poder, un poder real y visible y por lo tanto salvífico, podría compensar a Ciudadanos del desgaste que aparejarían pactos con el PSOE en Castilla y León o La Rioja; o con el PP en Madrid y Murcia. Y aún así, tendría mucho que explicar. Tener la llave de la situación, no siempre es lo más cómodo.

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