IRENE VILLA Presenta su último libro “Los ochomiles de la vida”

“No quitaría nada de mi vida, ni el sufrimiento, todo pasa para crecer y evolucionar”

Irene Villa, con la sonrisa por delante, ve en el humor y en saber reírse de sí
photo_camera Irene Villa, con la sonrisa por delante, ve en el humor y en saber reírse de sí
La vida de Irene Villa dio un vuelco en 1991, cuando junto a su madre fue víctima de una bomba de ETA. A consecuencia del atentado perdió las dos piernas y el anonimato.

Desde la Fundación que lleva su nombre y a través de su actividad en los medios o como conferenciante ayuda a la integración de los discapacitados y promueve actividades a favor de los más desfavorecidos. Ayer presentó a los lectores de Atlántico su séptimo libro, “Los ochomiles de la vida” que salió este jueves al mercado.

¿Es este un libro surgido del confinamiento?
Lo llevo escribiendo desde que publiqué el primer libro, “Saber que se puede”, en 2004, en él cuento cómo supero los nuevos ochomiles en los quince años posteriores. Aproveché  el confinamiento para acabarlo, de otra manera es posible que nunca lo llegase a escribir. Aunque exprimo al máximo la vida, entre el trabajo, el deporte y mis hijos no tendría tiempo.

Ya en el comienzo advierte que pese a todo no cambiaría nada de lo que le pasó. ¿Ni el sufrimiento?
Creo que todo lo que pasa nos tiene que pasar para crear una mejor versión de nosotros mismos, para crecer y evolucionar. No quitaría nada de mi vida, ni el sufrimiento.
Ha conseguido remontar una situación terrible y se vuelca en los demás, viaja y colabora en causas solidarias con celebrities.

¿Imaginó su vida si ETA no se hubiese cruzado en su camino?
Lo he pensado mucho. Creo que mantendría mi esencia. Era una niña alegre y entusiasta. Cuando sucede algo dramático se potencia lo bueno y lo malo. Es posible que fuese más superficial, seguro que me encantaría viajar, aunque puede que no hubiese salido de mi barrio. Mi padre siempre me dice que sería una fantástica peluquera de barrio.

Una encuesta dice que muchos jóvenes no saben nada de ETA, ni de sus víctimas; usted no olvida,  pero afirma que al igual que su madre los  perdonó incluso antes que su padre y su hermana.
El dolor físico se sobrelleva, pero el psicológico se clava y el dolor es más difícil de eliminar. Mi hermana no tuvo la atención adecuada, de aquella no había un seguimiento psicológico.

En cada capítulo propone cómo aprovechar lo que la vida ofrece con buena  actitud. 
Hay que transformar lo que nos pasa. Todo está en la mente,nuestro principal obstáculo somos nosotros. Podemos cambiar nuestra situación pero siempre desde la serenidad y la paz interior, hay que quitarle dramatismo a los hechos.

¿El objetivo de este libro es la auto-ayuda o la necesidad de compartir su experiencia?
No tengo esa necesidad de compartirlo. Nunca me ha faltado el amor. Quiero contagiar a las personas ese sentimiento de ser feliz y agradecer el estar vivo.

En su libro también habla de su vida más privada, ¿qué le resultó más duro compartir?
Trato el tema del divorcio y de la infección bacteriana, pero lo más duro fue contar mi cuarto embarazo y la pérdida del bebe. Lo pasé fatal y quise compartirlo por otras mujeres que también lo sufren.

¿Qué ochomiles le quedan por superar?
Seguro que muchos, pero ahora son mis hijos los que empiezan.

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